Con 20 años cumplidos el 15 de abril, una fortuna estimada en 30 millones de dólares y fotos sensuales en las portadas de varias revistas, está más que claro que dejó de ser la cándida Hermione (esa de "pelo alborotado, cara de ardilla y dientes grandes", dirá ella) y se convirtió en Emma Watson, a secas. Bella, delicada y con sus curvas (no muchas, pero curvas al fin), la actriz que saltó al estrellato como la nena de la saga Harry Potter, hoy es considerada una de las famosas mejor vestidas y -pese a su eterna carita de nena- acaba de ser elegida como la británica más sexy menor de 30 años (pese a que nació en París, donde vivió hasta los cinco), por encima de diosas como Keira Knightley y Sienna Miller. El título no hace más que sacarle brillo a las últimas apariciones de la joven star, en las que no escatima glamour, piernas, escotes ni maquilladas miraditas insinuantes. Y esto sin contar una escena de logrado erotismo que se juega por primera vez junto a su compañero Daniel Radcliffe en Las reliquias de la muerte, la película actualmente en cartelera (y antesala de la despedida de Hermione).
"Durante los nueve años que estuve en Harry Potter estaba obligada por contrato a no cortarme el cabello, ni broncearme. Todas las cosas normales que las mujeres hacen, yo no podía. Entonces cuando tuve la oportunidad de cambiar mi apariencia, esto es lo que hice", se sincera la muchacha, que lució muy confortable en un impactante vestido negro, corto y calado, en la gala de presentación del filme; donde no tuvo ningún pero en posar sexy para los flashes.
Su nueva imagen -acorde a su evolución calendario y a su "liberación", claro está- le trajo aparejadas convocatorias de varias revistas, diseñadores y marcas (desde lencería a perfumes) que se pelean por tenerla como su ícono joven… Y además otra tanda de admiradores de todas las edades, no precisamente interesados en los vericuetos de la historia escrita por Joan Rowling.
Sin embargo, la nueva Emma -que ha mantenido un par de sonoros romances con el músico George Craig y con el financiero Jay Barrymore-, entre otros; dice no estar para amores por ahora. Es más, siente que la fama es bastante incómoda a la hora de relacionarse con alguien, por su nivel de exposición y por los oscuros intereses que puede haber detrás de cualquier acercamiento aparentemente inofensivo (claro m’hija, ¡con tanto oportunista suelto!). Linda, rica y hechicera, Watson entró temprano a la categoría de figurita difícil.
