-Valió como cualquiera de los otros el gol ante Tiro Federal, ¿pero fue el más feo?
-Sí (sonríe). La verdad que si me pregunta con qué lo hice, no sé bien que responder. La pelota me quedó ahí cerca y le di con la punta del pie izquierdo. Por suerte entró, pero seguro que no lo voy a poner entre los más lindos de mi carrera.
-Hablando de goles lindos, ¿con cuál te quedás de los siete que hiciste en San Martín?
-Con el de Unión. Un golazo. Me salió redondo. La bajé con el pecho, le metí el taco y el zurdazo fue terrible. Sin dudas, el mejor hasta ahora.
-¿Y el más importante?
-Diría que el de Defensa. Sirvió para abrir un partido durísimo y por eso lo elijo.
-Llevás siete, pero te falta el de cabeza. Siempre con el pie.
-Sí. Mis amigos me cargan porque no hago goles de cabeza que es mi fuerte. Pero no importa. Para un nueve como yo lo importante es que entre.
-¿Por qué crees que no pasó hasta el momento?
-Son circunstancias. El juego me llega por abajo y trato de definirlo así.
-¿Recordás una seguidilla de cuatro goles seguidos?
-Diría que no. Tampoco de tres. Pero está bueno romper récords.
-De hecho, repasando los quince anteriores comienzos de San Martín en la categoría sos el más efectivo, ¿qué te genera eso?
-(piensa) No sé. Es muy lindo. Mucho más no sé que decir. Si hasta me pongo colorado cuando escucho ese tipo de cosas.
-¿Es el mejor momento de tu carrera?
-Junto con el de Almirante diría que sí. Estoy con todo físicamente y eso es muy importante.
-¿Cómo hacés para tener tanta potencia?
-Es una característica natural. Pero antes de esta temporada hice un trabajo de un mes de pesas y trote solamente, cuando estaba en Italia esperando hacer la pretemporada en Alessandria. Eso me marcó mucho y hoy noto la diferencia de otras temporadas.
-Cuando fuiste goleador en Almirante hiciste once, ¿por cuántos vas acá en San Martín?
-No me pongo esa clase de metas. Sólo quiero que el equipo ascienda.
-En Almirante estuviste la última vez seis meses, ¿cuánto tiempo te tendremos acá?
-Ojalá que toda la vida, porque eso implica que las cosas me salgan bien tanto al equipo como a mí.
