"Acá nadie va a poner ninguna excusa. Es una condición especial que tiene esa cancha, pero no la vamos a utilizar para explicar un posible mal resultado. Hay que adaptarse a todo, no queda otra". Así de claro el técnico de San Martín, Darío Franco, bajó línea en la semana de lo complicado que será jugar hoy, por la sexta fecha, en el estadio Juan Manuel Moreno ante Merlo. Los 92×57 metros marcan las dimensiones más chicas de la categoría y por eso habrá que ver cómo el verdinegro, que encadena un invicto de siete encuentros, se adapta a esa circunstancia. Desde las 14 comenzará este desafío que será doble, porque más allá del campo de juego que tampoco está en las mejores condiciones, enfrente estará un rival duro que hace de la pelota parada su gran arma y que de vencer al equipo sanjuanino lo superará en las posiciones.
El reducto del Charro fue habilitado recién esta temporada y desde entonces se convirtió en inexpugnable ya que el local sumó seis de seis puntos en juego y no le marcaron tantos. En comparación con el césped del Hilario Sánchez es nada menos que 18 metros más corto y 15 más angosto. Por eso Franco enfatizó la atención en defender el juego aéreo. En ese sentido trabajó duro el jueves en la práctica formal donde confirmó los dos cambios que tendrá la formación inicial respecto del triunfo ante Ferro, en lo que fue sin dudas la mejor versión del equipo en la temporada. Sosa tendrá su estreno como titular por Grabinski y Poggi lo hará en lugar de Barreiro. El sistema no sufrirá variantes numéricas, aunque sí de posiciones en la ofensiva ya que Poggi irá a la izquierda y Roberval cruzará al sector opuesto.
San Martín demostró en cada una de sus dos salidas hasta el momento una gran capacidad de adaptación. En Rosario ante Central sacó pecho frente a uno de los candidatos al ascenso que fue alentado por nada menos que 40.000 espectadores. Más allá del 1-1 final quedó la sensación de respeto ganado. En la cuarta fecha, en la fría Comodoro, sacó máximo provecho de una de las chances con que contó y se trajo la segunda alegría de Chubut dentro de la B Nacional.
Un punto a favor no menor es que su carta más importante en ofensiva, Sebastián Penco, pudo gritar en esta campaña y cortar una abstinencia de seis jornadas. El nueve admitió incluso que "lo necesitaba" y por eso, con el equipo ya sabiendo de memoria su libreto, se espera que Penco de a poco comience a trepar en la tabla de los máximos artilleros. Al compás de él subirán las ilusiones de llegar a la máxima categoría.
