La gestación de los nuevos racimos sigue a buen ritmo en las plantas y hasta ahora, han conseguido esquivar las contingencias de un clima que anduvo caprichoso en estos días, entre tormentas y fríos. La semana pasada, algunas heladas tardías y granizo -todavía de tamaño insignificante-, no alcanzaron a golpear las viñas del oeste vitivinícola. Según los expertos, la cosecha viene ‘muy bien‘, en calidad, cantidad y sanidad, ‘a éste paso, vamos a tener una vendimia de características similares a las del 2011‘, explicó un conocido ingeniero agrónomo y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo. Por el lado del mercado, los rebotes del conflicto por los excedentes vínicos, las guerras verbales entre los gobiernos de San Juan y Mendoza y las medidas anunciadas por Mendoza, no han tenido todavía efectos espectaculares, pero en las transacciones y en los precios, comenzó a observarse una lenta recuperación, en todos los segmentos. Si bien suele reflejar contratos de algunos días atrás, los datos aportados por la Bolsa de Comercio de Mendoza para la semana del 7 al 13 de octubre, evidencian operaciones con valores promedios para los tintos de $2,35 por litro ($2,23 los genéricos y $3,56 para los varietales sin certificación) todos precios de contado, mientras que para los blancos, el precio promedio en ese periodo fue de $1,24 por litro ($1,19 para los genéricos, $1,14 los escurridos y $1,30 los blancos de blanca), también de operaciones al contado.
Siguen repercutiendo en estos pagos la evolución de la cosecha de Europa -particularmente en España, en las riveras del Duero- donde las cepas aparecen generosas, pero con precios en baja. De hecho cae el consumo interno, aumentan las exportaciones a granel, pero caen los precios referenciales. Es que son síntomas mundiales para la evaluación del futuro inminente de nuestra propia política de producción, despachos y comercializaciones. Por lo pronto, después que el gobierno de Mendoza lanzara el operativo para sostener los precios en vinos básicos -con una inversión de 10 millones de pesos y herramientas financieras para retener stock e incentivar las exportaciones-, en el Barrio Civico y algunas cámaras sectoriales, informaron que hay empresarios exportadores interesados que ya están planteando operaciones hacia los Estados Unidos por casi 25 millones de litros. Mientras, los dirigentes y funcionarios de ambos confines están convencidos de que ‘hay que continuar trabajando en los consensos entre todos los actores de la industria apuntalando la calidad y diversificación de la producción‘, en lo que identifican como ‘consolidar la política vitivinícola integrada y regional‘, en obvia referencia a los roces de los últimos días. Y a la hora de diseñar estrategias y perfilar los métodos de competencia o de búsqueda de la mejor rentabilidad/precios, en la intimidad de las evaluaciones, por ejemplo, se discute la posibilidad de abordar estrategias superadoras en una vitivinicultura con el 50 % de su producción anarquizada por el sistema de ‘elaboración por cuenta de terceros o a maquila‘. Nada menos. Miles y miles de pequeños productores y de bodegas pequeñas y escasamente tecnificadas, que ‘manejan‘ un enorme volumen de vinos básicos, de calidades difusas y condiciones de tipificación bastante difíciles.
Guillermo García, titular del INV, explicó que ‘si bien la elaboración por maquila le da una solución pasajera a miles de productores que hoy no tienen bodega, la verdad que el sistema atenta contra la calidad de la producción, la organización y la búsqueda de mayores márgenes de rentabilidad en base a calidad/precio‘. El sistema de maquila (o ‘de terceros‘, en Mendoza) implica un volumen del 42% del total de la producción de San Juan -111 millones de litros de una elaboración total de 263 millones de litros- y en Mendoza, casi el 60% de su producción -687 millones de litros de los 1.169 millones elaborados-. Con éste panorama, agregó García, ‘es muy difícil formar una oferta tentadora y tipificada para los compradores’.