San Juan se perfila poco a poco como un destino turístico. Aquello que hasta no hace mucho parecía imposible fue pautándose a partir de una serie de factores expresados por políticas públicas e iniciativas privadas. En este contexto uno de los aspectos que más atrae al viajero es el nivel cultural de los argentinos, expresado en las creaciones cotidianas de su población que van desde su gastronomía, hasta la creatividad mostrada en los museos de Bellas Artes. La arquitectura, entre estos dos parámetros, aparece como uno de los atractivos apreciados por los visitantes a nuestras ciudades y por ello juega un papel fundamental a la hora de fijar imágenes, y recuerdos para el turista.
Nuestra Ciudad de San Juan, como centro urbano de importancia en el país, expresa un momento particular de la historia de la modernidad. Su reconstrucción luego del trágico terremoto de 1944 nos legó una serie de edificios en el área central, que expresan esa racionalidad y esa vocación planificadora tan preciada por los arquitectos formados a la sombra de los principios del Movimiento Moderno. En síntesis, la imagen grande urbana representa simultáneamente una voluntad de supervivencia y una vocación de cambio expresados de manera única en la historia argentina. En ese contexto la Plaza 25 de Mayo fue el centro a partir del cual se generaron las ideas "madres” del esquema urbano que hoy tenemos.
Hace algunos meses se prohibió el estacionamiento vehicular en torno a la Plaza. Esta exitosa medida vino a promover un aspecto importante, como es su visualización. Y actualmente somos testigos de la renovación de especies arbóreas del perímetro, acción esta, que indudablemente muestra la preocupación de las autoridades.
La reglamentación de prohibir el estacionamiento, hace justicia a lo que hoy consideramos el espacio público más importante de la ciudad, el cual constituye de algún modo, la tarjeta de presentación que mostramos a los viajeros y turistas. Su cuidado y atención, no solo muestra nuestro posicionamiento ante la naturaleza, la historia, la memoria y sus testimonios, sino también la importancia que los sanjuaninos le damos a los espacios de esparcimiento público y por ende la valoración de la arquitectura que la rodea.
En esa arquitectura, las fachadas que rodean la Plaza son víctimas de "ocultamientos” por la sobreabundancia de publicidad gráfica, aportando un aspecto mercantilista, en el peor sentido de la palabra, por lo que impacta negativamente en la estética de la ciudad, que sólo deforma y tergiversa la gran imagen del principal paseo de la provincia.
Como todo exceso, la polución visual no solo perturba al ciudadano y deforma el carácter del paseo, sino que choca con la sensibilidad que debería despertar el valor simbólico de la plaza.
Los malos usos y abusos del espacio público es un problema mundial que afecta a las ciudades con alto crecimiento demográfico, como es el caso de la ciudad de Lima que estuvo a punto de perder su denominación de Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco, debido al deterioro infringido por el abusivo comercio informal instalado en su centro histórico.
No escapa a esta reflexión que debido a los avatares de la historia de la ciudad, en distintos momentos, la Plaza 25 de Mayo, estuvo sometida a atropellos de distinto calibre. Lamentablemente en la actualidad, además del uso abusivo de la publicidad, su espacialidad se encuentra afectada por otros factores que inciden negativamente como los corralitos de rejas que rodean a las esculturas conmemorativas.
Es importante señalar que si bien hablamos de la cartelería y su impacto negativo, observamos que existen otros aspectos que hacen necesario intervenir la plaza. Mejorar sus veredas y regular el uso de las mismas, revisar el uso de los quioscos, la higiene y el horario de cargas y descargas de mercaderías aportaría al mejoramiento integral.
Quizás, para comenzar se deberían tomar medidas que comiencen a ordenar la cartelería en función del tamaño de la fachada, tal vez se podría fijar un porcentual a determinar, como medida para contrarrestar ese aspecto invasivo que en ocasiones, como ésta, adquiere la publicidad gráfica.
A esto debería sumarse una reglamentación que no sólo contemple aspectos estéticos sino también aquellos referidos a la seguridad del tránsito, y la seguridad sísmica.
