El Oeste vitivinícola sigue atento a los caprichos del clima, pensando en el volumen y calidad de la próxima cosecha, mientras los técnicos chequean los racimos en gestación y deducen la marca que dejaron heladas tardías y vientos cálidos. Hasta que el INV no adelante el primer pronóstico -el próximo 30 de diciembre se estima-, nadie arriesga pero los conocedores de la viña ven venir "una cosecha normal, de buena calidad y de entre un 15 y un 20% por encima de la de la última temporada". La del 2009, castigada, dio una baja del 21% en Mendoza y del 29% en San Juan respecto a los valores "normales" del 2007). Los racimos empiezan a colorear y en las cámaras y en la sede de los gobiernos provinciales diseñan las estrategias para promover las reglas de juego e incentivar conductas. Así las cosas, ronda el convencimiento de que no habrá problemas con los precios básicos de las uvas y que los vinos -tintos, sobre todo- atraerán las preferencias de los maquileros y bodegueros, teniendo como incentivo la actual situación de los mercados y sus expectativas futuras. El problema es el mosto, insisten. Por lo pronto, los gobiernos de San Juan y Mendoza garabatean estrategias para incentivar la elaboración de mostos, convencidos como están de que los productores preferirán elaborar vinos. Hoy un tinto anda por arriba de los 2.20 pesos; un escurrido se paga entre 1.10 y 1.20, mientras que el sulfatado se ha quedado rondando 1 peso. El secretario de Agricultura, Marcelo Alós arriesgó incluso, en un adelanto de Diario de Cuyo el sábado pasado, que si por él fuera -hay que acordar, claro- propondría que en la próxima cosecha se fije un cupo obligatorio de elaboración de mosto superior al del año pasado, que fue del 30%. En ambos confines, de todas maneras -con financiación preferencial o con cupo- todos piensan en arrimar entusiasmo a los mosteros y a los maquileros que llevarán sus uvas al lagar. Si bien las cifras de stock del INV arriman temores respecto a los verdaderos volúmenes disponibles de vinos buenos y se habla de la necesidad de restablecer "una base para garantizar la comercialización interna y externa sobre todo de tintos", lo cierto es que también todos piensan en salvaguardar la industria del mosto concentrado, el Gran Regulador vitivinícola desde los ’90. Este año se exportarían unas 110.000 toneladas (el 60% a Estados Unidos), pero el año anterior se habían podido vender 220.000, cuando hubo materia prima y elaboración abundante."Sería un error perder los mercados internacionales", señalan los especialistas vitivinícolas.
De todas maneras, y a pesar de los amagues oficiales, lo cierto es que la actividad va a ser lo que le convenga, es más, el desfasaje de precio entre un litro de vino y un litro de mosto es tan importante, que ya hay meticulosos calculadora en mano que están sacando las cuentas, y es probable que hasta prefieran pagar la multa pero hacer la diferencia con el vino.
