Pudo haberse caído en la banquina, precipitarse a un bajo o terminar dentro de un parral; pero no, se fue contra un guardarrail y en vez de amortiguar el golpe y salvarse, el motociclista encontró la muerte de una manera insólita. El rodado se fue de costado contra la barrera de contención y, pegado a la estructura metálica, continuó su trayecto por algo de 10 metros hasta que el conductor impactó su cabeza con la columna de la columna del alumbrado público y cayó moribundo. Lo más sorprendente fue que la moto siguió su marcha enganchada al guardarrail y recién a los 40 metros se paró sola, quedando apoyada en la chapa como si alguien la hubiera dejado estacionada.
Extraña manera de morir tuvo José Andrés Pereyra (38) el domingo en la noche, al costado Oeste de la entrada al departamento Albardón. El golpe que recibió en su cabeza fue tremendo, ya que destrozó parte del casco y murió en el acto a eso de las 23.30. El hombre era un albañil, casado y padre de dos chicos, que había salido en su moto Zanella RX 125cc de su casa en la zona capitalina de Concepción el domingo después del mediodía.
Hasta ayer, la familia no sabía con exactitud por dónde anduvo toda la tarde, pero creen que estuvo visitando amigos. Roberto Olivares, su suegro, contó que “Fabián, un amigo de José, me dijo que estuvieron charlando en su casa de Albardón y tomaron una cervecita. Como a la moto de mi yerno se le desinflaba la rueda trasera, la inflaron y se fue. Se venía de ahí cuando se accidentó”. En la Seccional 18va especulan que Pereyra estaba algo alcoholizado o se durmió y que no pudo dominar su Zanella al tomar la curva del carril Oeste de la rotonda de ingreso a Albardón. Las huellas indican que la moto salió a la banquina y, en vez de caer a un bajo, justo agarró de costado el guardarrail. Sospechan que venía rápido, por lo que al tocar la barrera con lado derecho, el rodado se direccionó y siguió su marcha. En ese trayecto, más adelante Pereyra dio un golpe mortal con su cabeza en un poste y fue despedido de la moto, pero aún así ésta continuó andando 40 metros hasta detenerse por el mismo roce y los rayones contra la chapa. La Zanella quedó parada, en contacto y con la marcha en quinta, contó un uniformado.
