Lo aclaró el técnico Otiñano antes de arrancar el partido: “No vamos a buscar hacer muchos goles, porque no se debe humillar a un equipo evidentemente inferior. Sólo queremos patinar, ganar minutos en cancha y mover el equipo”. Y, tal cual, eso fue lo que pasó ayer en la goleada 9-0 de Las Aguilas ante Japón. Los goles llegaron sólo por el propio peso de las acciones. Por eso la Argentina ganó cómoda, inclusive mandando desde el arranque a un equipo “muleto”, mechado con un par de titulares y otro tanto de suplentes. El equipo Albiceleste se va acostumbrando a lo que tiene que hacer en este Mundial femenino en Tourcoing. Jugó dos partidos, los ganó a los dos y terminó en el primer lugar del Grupo B. Eso le posibilita jugar hoy, en Octavos de final (desde las 9.30 hora argentina) ante otro rival de menor jerarquía: Sudáfrica. Es que las sudafricanas finalizaron cuartas en el Grupo C y no deberían presentar ningún tipo de problemas. Lo de hacer casi que exime de mayores comentarios. Desde el mismo inicio, la Argentina tomó posesión de la bocha y fue al frente siempre. Es cierto que el gol figuraba como el premio a esos movimientos, pero Las Aguilas no se desesperaron y probaron innumerables variantes. Al tempranero gol de Luciana Agudo le sucedieron sólo dos sobre el final del primer tiempo.
Después, ya en el complemento, con el equipo moviendo piezas en forma permanente, llegaron más goles porque los errores rivales se sucedieron. Como no aguantando el dominio argentino. Terminó 9-0. Podría haber sido mucho más amplio el tablero pero, como lo dijo Otiñano antes del partido, ese no era el objetivo. Hoy arrancará una nueva etapa, pero otra vez la Argentina es amplio favorito ante un rival (Sudáfrica) netamente inferior. Ya desde mañana será otro cantar.
