Los últimos preparativos comenzaron ayer a primera hora de la mañana para que todo saliera perfecto. Y así fue. Pasadas las 17.20, hora en que San Juan inició su pasada con un llamativo carruaje desde la avenida 9 de Julio y Belgrano, brilló con sus cuadros, el centenar de artistas que desfiló y los vestuarios impactantes que acompañaron la original puesta, a la que se sumaron acróbatas y zanquistas. Fue durante el Desfile Federal, una de las celebraciones centrales organizadas por el Gobierno de la Nación en Buenos Aires, en el que desfilaron más de 3.000 personas.
"Con mis seres queridos, allí quisiera estar; después, que Dios decida, San Juan, San Juan, San Juan", introdujo el locutor oficial, al tiempo que habló de la provincia, de sus características productivas, sus exponentes culturales y artísticos como Buenaventura Luna y Antonio Tormo, su reconstrucción material y espiritual, su paisaje y su productividad.
La delantera la llevó La Ofrenda, personificada con magos, arcángeles y destellos; los primeros, tres en total enfundados y maquillados en dorado, plateado y cobre, como buenos reyes lanzaron papeles metalizados y llevaron canastas de mimbre de las que salía humo de incienso, como entrega simbólica. Las arcángeles, también tres, se destacaron por ser las únicas patinadoras del carrusel, las que se desplazaron con soltura a pesar del vestuario revestido en alambre y las alas rígidas que se calzaron en sus espaldas; sus vestidos tuvieron tonalidades similares, entre rosas, rojos y fucsias, y dorados en detalles como puntillas, rebordes, y en la abundante purpurina que lucieron en sus ojos.
Detrás, El Oasis tuvo como protagonistas a la tierra, cuyos vestuarios, más opacos y rústicos, tuvieron tonos marrones y ladrillos, complementados con peinados frisé y batidos, y cálidos tonos de rubor, sombras y lápiz labial en sus rostros; también estuvieron los frutos, las cepas y el agua.
El cuadro central, Nuestro Universo, fue el que atravesó la ancha avenida con un largo carro, en el que se emplazaron un gran Sol giratorio, una Luna, dos caballos a ambos costados y una estructura piramidal evocando las montañas sanjuaninas con nieves eternas, que llamaron mucho la atención. Encima de ella, hombres y mujeres desplegaron sus alas laterales y tiraron burbujas al público. Por delante, varias banderas nacionales atadas al carruaje eran flameadas por algunas artistas vestidas con distintas capas celestes y blancas, que con su movimiento dieron efecto tornasolado, mientras otros integrantes obsequiaron a los concurrentes bombones de membrillo.
Con el tema de fondo La Estrella de los Andes, el carruaje provincial identificó el Sol, la montaña, la Luna, el cielo, las estrellas, el agua, los frutos, y fue muy ovacionado por al multitud que se congregó en la 9 de Julio.
La Noche identificó a las Tres Marías y a Venus con elegantes trajes de gala, con grandes moños, tules, telas sofisticadas y peinados recogidos bien trabajados; con ellas, las damas de noche, enfundadas en un verde metalizado con puntas que simulaban pétalos, se desplazaron a lo ancho de la calle, lanzando al viento sus tules. También el séquito y los guardianes estuvieron allí, con sus caretas azules brillantes y sus llamativos sombreros.
El cierre del carrusel estuvo a cargo del cuadro La Celebración, que mostró un inmenso Baco movible, con una gran tinaja de la cual caía vino, y sus coloradas cortesanas con brillante antifaz rodeándolo y llevando grandes copones dorados.
