En estos días de celebración del Bicentenario de nuestra Independencia, es interesante recordar y valorar, una vez más, a las representantes del género femenino local, que lejos de mantener una conducta pasiva, de estar al margen en un asunto publico trascendente del orden nacional y continental y de permanecer sumisa y silenciosamente en la privacidad de sus hogares, tuvieron una notable presencia y contribuyeron de manera solidaria con los hombres en la gesta libertadora.
La colaboración que estas mujeres prestaron en aquella oportunidad, es destacable, porque no sólo brindaron recursos humanos (maridos, hijos, hermanos o novios), sino también, bienes materiales. Las damas, a través de Teresa Funes de Lloveras, ofrecieron la donación de dinero y de joyas aprovechando la segunda visita de San Martín a San Juan. El propósito de ésto era brindar ayuda al gobierno supremo ante la inminente amenaza de expedición de Cádiz. Cuando el peligro pasó, puesto que España dirigió su mirada hacia Venezuela, se iniciaron las colaboraciones para el Ejercito de los Andes mediante la organización de una colecta en 1815. Para efectivizar las donaciones, se conformó una comisión integrada por Clemente Videla, Borja de la Roza y Javier Godoy.
Entre las señoras que colaboraron pueden destacarse por ejemplo, Félix de la Roza, Juana de la Roza, Borjas Toranzo y María del Carmen Sánchez. Todas ellas eran damas de alcurnia dentro de la sociedad sanjuanina de la época. Hay que señalar, que entre 1816 y 1819, la mujer siguió estando presente, pero en general, solo colaboró con especias.
Pero no podemos dejar de mencionar aquí, que a la mujer sanjuanina le cupo un papel muy importante en la confección artesanal de la Bandera Ciudadana, que es la insignia que se le proporcionó a la IV División del Ejército de los Andes. Cesar Guerrero en su libro Patricias sanjuaninas, dice que las mujeres que la realizaron habrían sido Da. Jacinta Angulo de Rojo, Da. Félix de la Roza de Junco y Da. Borja Toranzo de Zavalla, trinidad virtuosa del patriciado sanjuanino.
En relación a cada una sostiene Guerrero: ‘…la primera era esposa del donante de la bandera, don Rudecindo Rojo, …la segunda, era hermana del teniente gobernador Dr. De la Roza y la tercera, era una mujer de acendrado patriotismo dueña de los bastiones en que se estampara en la enseña patria el escudo revolucionario.”
Vale añadir, que cuando se hace referencia al aporte de las mujeres, no solamente nos limitamos a las de status social alto, las más humildes también estuvieron colaborando, y al respecto, la figura más sobresaliente entre estas últimas es la de una campesina llamada Josefa Rivera, quien se anotó en la subscripción de 1814 con ½ real.
Para concluir, queda por reconocer los valores presentes en todas aquellas mujeres, especialmente la solidaridad y la cooperación demostrada en la gesta libertadora encabezada por el General San Martín. Este es un acontecimiento en el que a diferencia de muchos otros de nuestra historia, las mujeres no aparecen ausentes o invisibilizadas. Ellas cooperaron cuándo y cómo se les permitió, es decir, actuando solidariamente sin dejar nunca de mostrarse como las damas virtuosas que se les exigía dentro de la sociedad androcéntrica y patriarcal de la época. Eso no ha pasado inadvertido para sus contemporáneos, ni para quienes las reconocieron mucho después denominando con justicia a este grupo femenino: ‘las patricias sanjuaninas”.
