La edad puede ser un requisito infranqueable para las personas que cumplieron más de 45 años y quieren ingresar en un nuevo empleo. Más aún, en el contexto de la crisis financiera que hace estragos entre los habitantes de distintos países del mundo. Leopoldo Mazuelos, a sus 60 años, ya pasó por la amarga experiencia de quedarse sin trabajo. Con esa vivencia descubrió hace un tiempo que lo mejor es sacar a relucir las capacidades que están guardadas en cada uno. Por eso, cuando recibió el consejo de una profesora amiga, recogió el guante del desafío y sus habilidades manuales le ayudaron a dedicarse a la confección de muñecas.
Tan bien le va, que no sólo encontró una forma de ganarse la vida, sino que hasta le cambió el semblante y volvió a sonreir. A la actividad que emprendió le llama "muñecoterapia", porque esa labor saca a la persona de la tristeza para hacerla sentir útil a sí misma y la comunidad.
Ahora, junto con algunas personas desocupadas ya está en camino de formar una cooperativa para fabricar juguetes, mantas para moisés, entre otros artículos, con el objetivo de trabajar y levantar la autoestima de las personas que se encuentran sin trabajo, ya sea hombres como mujeres, cuenta a modo de ejemplo.
Mazuelos está emparentado con el arte desde muy pequeño. Durante años se destacó en el baile folclórico, también estudió y trabajó en cerámica. Por eso no le fue difícil aprender a confeccionar muñecas con el sistema soft, es decir con dos materiales principales como bellón y lycra, esta última utilizada en la fabricación de medias de mujer.
En un principio hizo confecciones de personajes clásicos de pesebres, ya que tenía la experiencia de haberlos hecho con distintos tipos de materiales. Esto debido a que incluso colecciona pesebres de distintos modelos y tamaños. Luego comenzó con muñecas. Se inclinó por modelos de diseños antiguos, en los que se destacan los vestidos amplios y en algunos casos las capelinas, muy usadas en el siglo XIX.
El artesano dice no tener prejuicios por el hecho de ser hombre y fabricar muñecas. "Creo que el mundo evoluciona de forma permanente y la mayoría de la gente quiere ver objetos, en este caso muñecas, hechas con alta calidad y buen gusto. Además, la dedicación que le pongo me ha llevado a mejorar mi salud mental, física y emocional, por eso es que me siento orgulloso de lo que hago y quiero compartirlo", explica.
El diseño de las muñecas es variable. Están aquellas que muestran bailarinas brasileñas, también las más modernas, hechas de coloridos vestuarios, siempre con los mismos materiales.
Mazuelos le pone tanto empeño a sus trabajos, que en tan sólo tres días puede tener un modelo terminado. El secreto es que con hilo y aguja hace una sola puntada que recorre todos los contornos de cada diseño hasta terminarlos.
La primera gran experiencia pública que tuvo el artesano fue hace unos meses en la escuela primaria Fray Justo Santa María de Oro. Ahí expuso una treintena de muñecas que fueron recibidas con admiración por parte de quienes las vieron. De ahí en más, el hombre consideró justa la posibilidad de enseñar el método a personas adultas que quisieran dejar la amargura de haberse quedado sin trabajo, para lograr insertarlos en el mundo laboral. Tanto es así que ya está metido de lleno en la organización para exponer sus trabajos. La fecha prevista es para el Día del Niño, en agosto próximo, en el Sindicato Empleados de Comercio. Esa jornada servirá para afirmar que la confección de juguetes es un trabajo que puede sanar el cuerpo y el alma.
