Cada ranking de las distintas categorías del boxeo mundial, como así también los nacionales tienen un funcionamiento similar al sistema planetario. Hay un astro rey, el campeón, y a su alrededor se mueven, en órbita, un grupo de boxeadores que tienen como objetivo destronarlo. Después de su victoria por nocaut en el tercer asalto sobre el chileno Ramón Contreras, triunfo logrado en la primera velada mundialista realizada en San Juan, el púgil sanjuanino, Mauricio Muñoz ingresó al sistema solar de los plumas de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).
El título latino que Mauricio ganó, y del cual le deben aún el cinturón, le permitió al púgil de 26 años se clasificado en el puesto 13 del escalafón que tiene como campeón al australiano Billy Dib. ¿Qué significa esto? Que Mauricio entró en el selecto grupo de posibles retadores opcionales del monarca ecuménico.
La FIB es la única de las cuatro entidades que permite a sus campeones realizar peleas “no mandatorias” ante púgiles clasificados dentro de los 15 primeros. Los otros entes (AMB, CMB y OMB) se reservan esa chance para los diez primeros.
El reglamento de la FIB obliga al campeón a que defienda cada nueve meses su título ante el retador obligatorio, a quien se lo reconoce como el challenger oficial. Y en el tiempo intermedio se lo autoriza a que realice (si los acuerda su promotor) combates con la corona en juego, siempre y cuando el desafiante esté dentro de ese círculo privilegiado que se cierra en el púgil ubicado en el 15to lugar de la clasificación. En estos casos las peleas deben realizarse dentro de un plazo de dos meses (60 días) previos a la fecha que tiene el campeón para realizar su exposición obligatoria.
Ahora bien, así como la FIB tiene exigencias para sus campeones, también observa un riguroso sistema de seguimiento de sus retadores. Los primeros quince clasificados, como el caso actual de Mauricio Muñoz, deben combatir con cierta continuidad, por lo menos una vez cada seis meses y en el caso de que ganen el título llegando a la pelea como retadores opcionales heredan las obligaciones del campeón destronado, por lo que deberán exponer la corona ante el primer clasificado en un lapso no mayor de seis meses. En este caso se acorta el plazo para no perjudicar al challenger oficial que estaba esperando su oportunidad.
De ahora en más, Muñoz, que el año pasado peleó por el título supergallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) ante el japonés Toshiaki Nishioka, alimenta sus sueños de coronarse como el mejor de todos entre las 126 libras (57,153 kg) en la FIB.
