Hasta el sexto asalto Mauricio Muñoz había sorprendido al inglés Stephen Smith, le controló el centro del ring y lo complicó con el jab largo y los cruzados de mano derecha. Después se notó una merma física que motivó un quedo y un crecimiento del local que equilibró las tarjetas. De ahí en más, entre el corte de la señal televisiva (llegó vía internet) de SKY hasta que se produjo una comunicación con su técnico Jorge Arias, no se podía entender por qué (cuando retornó la transmisión) el que festejaba era el inglés, quien mostraba un gran hematoma debajo de su ojo derecho. “Decidí bajarlo porque se agotó físicamente”, explicó el entrenador, quien luego agregó detalles del esfuerzo realizado por Mauricio para dar el peso.
“Fueron 30 horas de viaje y casi tres días sin entrenar por lo que debió exigirse y eso lo sintió en la pelea”, explicó, quien decidió que su pupilo no saliera a combatir en el noveno. “No me pareció justo arriesgarlo a que fuera golpeado. Había dado todo”, completó.
Lo cierto es que la pelea, hasta el sexto asalto fue muy favorable al púgil chimbero. Su mayor oficio en combates titulares y su determinación obligaron a Smith a replantearse la manera de afrontar el combate. El inglés, un tanquecito a la hora de avanzar, pero bastante limitado cuando le tocaba retroceder, no le encontraba la vuelta al jab zurdo del argentino que lo anticipaba.
Hasta el sexto asalto el argentino se había impuesto en el primero, tercero, quinto y sexto capítulo. Los dos que cedió, segundo y cuarto fue porque se frenó en sus desplazamientos y permitió que su rival tomara confianza y lo hiciera retroceder.
En el séptimo asalto la merma física de Muñoz se tradujo en su menor traslación, circunstancia que aprovechó Smith para -dentro del equilibrio de la pelea- conectar más y mejor, combinando golpes al cuerpo y algunos a la cabeza, que marcaron diferencias a su favor, equilibrando las tarjetas.
Después vino el corte de señal y la incertidumbre, hasta que la comunicación con el entrenador sirvió para aclarar las dudas que surgieron. Por lo visto en la televisación y desde lejos, cuando quedaban cuatro asaltos, el combate estaba abierto para cualquiera de los dos. Sin embargo, quien estaba al lado de Muñoz, quien lo dirige determinó que era mejor frenar las acciones.
De todas las derrotas de Muñoz en el plano internacional, ésta, más allá que perdió con un rival de menor envergadura que los anteriores (Nishioka y Gradovich por títulos mundiales), es la que deja más aspectos positivos en la columna del haber. Tuvo la misma actitud agresiva de siempre pero boxeó mejor y mejoró su puntería. Le faltó potencia, porque peleó en una categoría superior y le pasó factura su escasa preparación. No hay que olvidar que aceptó la pelea siete días antes, motivado por el título en juego y los dólares de la bolsa.
