‘Lo único que quería mi marido era sacar a los niños, por eso se quemó’, contó Silvana Allende. La tarde del 28 de septiembre pasado, su esposo Juan Carlos Molina (49) entró en la desesperación al ver que la casa se quemaba y no encontraba a sus hijos mayores. Al más chico lo ayudó a saltar por la ventana del primer piso para que se salvara y siguió buscando entre las llamas a los otros dos creyendo que aún estaba adentro, sin saber que ambos habían salido un rato antes. Fue en esos minutos dramáticos que el hombre sufrió quemaduras en la mitad del cuerpo y una grave intoxicación por el humo que, pese a que ese luego pudo escapar del fuego, finalmente le provocaron la muerte tras 21 días de internación.

Juan Carlos Molina, que era panadero, dejó de existir el miércoles último en el Hospital Marcial Quiroga. Su esposa Silvana explicó que no fueron las quemaduras, sino el daño en las vías respiratorias lo que lo complicó. ‘Los médicos me decían que estaba mal, pero jamás me dijeron que estaba tan grave y que podía pasar esto’, relató esta empleada doméstica que quedó sin casa y ahora deben mantener sola a sus tres hijos menores, de 10, 12 y 17 años. Tiene otra hija mayor, pero ya está en pareja.

Hacía 6 meses que esta familia alquilaba esa cabaña ubicada en el fondo de otra vivienda de Calvento al 361 en Villa Krause, Rawson. La casa de dos plantas estaba construida con troncos y planchas de madera. ‘Si hubiésemos sabido que había peligro, no la alquilábamos’, señalo Silvana. Según le informó la Policía, todo se originó por un cortocircuito en la llave térmica de la casa y no por una falla eléctrica en el aire acondicionado, como se dijo en principio. Eran las 17.30 del 28 de septiembre, cuando comenzó el incendio en un dormitorio de la planta alta.

Silvana y sus hijos mayores habían salido. Y Molina y su hijo menor, Enzo (10), dormían. Al despertarse en medio del fuego, el hombre ayudó al nene a descolgarse por la ventana. ‘Como mi marido había estado durmiendo, no sabía que los otros niños no estaban y los siguió buscando dentro de la casa. Ahí sufrió las heridas. No es que entró a apagar el fuego, se quemó por sacar a los niños. Después salió y un vecino no lo dejó entrar otra vez’, relató Silvana. Ese día, Juan Molina quedó grave y nunca más se recuperó. Su hijo se quemó, pero ya está bien.