Hincha fanática de Talleres de Córdoba siempre le presentó batalla a su enfermedad y no se daba por vencida a pesar de que el paso de los años la fibrosis quística, sin un trasplante pulmonar, iba minando irremediablemente su salud. En diciembre pasado, un agravamiento general, la reinsertó en la lista de emergencia nacional del INCUCAI. Pero su corazón se cansó de dar pelea. Marisol Oviedo, la melliza cordobesa afectada por fibrosis quística que iba a cumplir 20 años el jueves, murió ayer por la mañana en la Fundación Favaloro. La joven había ingresado allí hace un mes a la espera un trasplante bipulmonar como el que ya había recibido exitosamente su hermana, Maribel, en Brasil.
El deceso se produjo a las 6 por un agravamiento de su estado de salud, según lo confirmó emocionado su papá, Ernesto Oviedo, en la puerta de ese centro de salud porteño.
‘Me vine de Córdoba con tanta esperanza, porque nosotros estábamos al tanto de todos los trasplantes que se hacían. Ella estaba en emergencia nacional, pero al estar intubada y eso, los órganos se van deteriorando y no lo resistió el corazón‘, dijo Oviedo a los periodistas.
Velada en Talleres
Los restos de Marisol comenzaron a ser velados anoche desde las 21 en la sede del Club Talleres de Córdoba -Rosario de Santa Fe 15, de la ciudad mediterránea-, que ayer publicó un tuit en su homenaje.
’El Club Atlético Talleres le brinda nuestro acompañamiento a la familia Oviedo. Esta mañana falleció nuestra querida Marisol. ¡Fuerza familia!’, puede leerse en @CATalleresdecba.
Marisol estaba internada en la terapia intensiva de la Fundación Favaloro desde el 12 de diciembre pasado y, debido a la gravedad de su estado, el Instituto Nacional Centro Único Coordinador de Ablaciones e Implantes (Incucai) la había incorporado a la Lista de Emergencia Nacional para ser trasplantada.
‘Después de lo que pasó con Micaela y con Omarcito, esta no me la esperaba‘, agregó el papá, que por la misma enfermedad ya había perdido otros dos hijos, el mayor a los cinco meses y la menor cuando tenía ocho años.
Por su parte, la melliza sobreviviente, Maribel Oviedo, también comunicó la noticia en su página de Facebook, donde decenas de personas le dejaron sus condolencias: ‘Mi flaca matadora se fue con los angelitos y con Dios‘, escribió.
La batalla legal
Maribel y Marisol viajaron en enero pasado a Brasil para que ambas recibieran un trasplante bipulmonar de donantes vivos, una práctica que por entonces no era autorizada por la legislación argentina. En un intento desesperado, los padres recurrieron a la Justicia cordobesa que finalmente autorizó el trasplante de lóbulos pulmonares con donantes vivos.
El 18 de enero de 2012, Maribel Oviedo recibió un doble trasplante de pulmón en el hospital Casa de la Misericordia, de Porto Alegre, con sus dos padres como donantes vivos.
en su caso, la intervención resultó un éxito y hoy en día sus pulmones ya están regenerados, lo que le permite realizar una vida normal.
En principio quien iba a ser intervenida primero, por ser la más delicada, era Marisol, pero justamente por las complicaciones generales de su enfermedad, se apostó a operar a su hermana que reunía las condiciones para una intervención exitosa.
El intento de ser trasplantada en Porto Alegre determinó que Marisol saliera transitoriamente de la lista del Incucai, lo que fue luego subsanado.
Un caso emblemático
A partir del caso de las mellizas Oviedo, que tuvo amplio impacto en la prensa nacional, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó en febrero pasado el decreto 239/12 para incluir el trasplante de pulmón entre los permitidos con donantes vivos.
La madre, Mariana Koval, cursaba el segundo mes de embarazo de las mellizas, cuando falleció la primera de sus hijas, Micaela, también de fibrosis quística.
’Los médicos nos informaron que teníamos un alto riesgo de que ellas también sufrieran la misma enfermedad’, lo que finalmente sucedió, según contó en una entrevista hace dos años.
’Apenas nacieron las nenas, que se adelantaron dos meses, demostraron su garra y su capacidad de lucha. Ambas estuvieron en incubadora, pero fueron creciendo lo más bien’, no obstante las continuas nebulizaciones, sesiones de kinesioterapia y tratamientos farmacológicos.
Cuando las hermanas tenían siete años, nació el menor de la familia, Omar, que falleció a los ocho años víctima de la misma enfermedad. Fuentes: (Télam, DYN)
