Tras varias iniciativas que quedaron en la nada, en el Poder Judicial analizan una nueva para evitar que decenas de presos sigan circulando a diario por el edificio central y que siempre esté latente la posibilidad de algún episodio de fuga o inseguridad. Hoy los llevan hasta allí para declarar, someterse a pericias y notificarse de las resoluciones tomadas por los jueces y la idea es que muchas de esas medidas se realicen directamente en el Penal de Chimbas, para que a Tribunales vayan únicamente por cuestiones muy específicas. Por el lugar pasan unos 50 reos por día y creen que pueden reducir significativamente esa cantidad.
El tema de los presos y la seguridad de Tribunales ha sido motivo de preocupación en forma espasmódica en el Poder Judicial. Después de algún suceso desafortunado con alguno de ellos, pasó a ser prioridad en la agenda de los miembros de la Corte de Justicia. Pero cuando las repercusiones públicas se aplacaron, quedó guardado en un cajón y el día a día siguió como si nada.
La falta de un plan de seguridad efectivo derivó en ataques, fugas (ver aparte) y hasta en la recordada toma del edificio judicial que tuvo en vilo a todo San Juan en 2001. Y con eso vinieron algunas frustradas propuestas del máximo tribunal: primero fue la construcción de una escalera desde los calabozos del subsuelo al primer piso para ser usada exclusivamente como ingreso y egreso de los detenidos y más tarde se anunció y se promocionó la instalación de un sistema de viodeconferencia con el Penal para tomar las indagatorias, medida que quedó congelada después de que alguien se diera cuenta de que antes hace falta acomodar la legislación vigente.
El nuevo proyecto lo está barajando el secretario Administrativo de la Corte, Javier Vera, quien asumió en mayo de 2015, y el objetivo es darle seguridad a todos aquellos que trabajan y van a Tribunales. El funcionario piensa reunirse con los jueces penales para definir cuáles son las medidas que se pueden llegar a ejecutar en el Servicio Penitenciario sin necesidad de que los presos tengan que ser llevados al edificio 25 de Mayo.
Actualmente, entre otras cosas, los detenidos van a los juzgados para ser indagados, ser sometidos al estudio de salud mental, a una pericia psicológica, a una rueda de reconocimiento, ser notificados de resoluciones, presenciar el juicio en su contra y recibir la libertad condicional. Son trasladados desde el Penal o las comisarías y acompañados por personal de seguridad, recorren escaleras y pasillos entre la gente común, los abogados y el personal judicial, incluidos jueces y fiscales, antes de ser notificados o declarar.
Hasta ahora, la intención más firme es que las pericias psicológicas, los exámenes mentales y las notificaciones de procesamientos o fecha de juicio se realicen en la cárcel. Los juicios, obviamente, se seguirán haciendo en las salas de Tribunales; mientras que otros actos, como la indagatoria, están en estudio y dependen de lo que permita el procedimiento penal, de lo que sea más conveniente para resolver el caso y del derecho de defensa del imputado.
En Chimbas hay alojadas algo más de 1.300 condenados y procesados y de esa cantidad, 1.200 dependen de la Justicia local (los otros son presos federales). Al edificio de calle Rivadavia son llevados por día unos 40 o 50 y si bien en el Poder Judicial no arriesgan a cuánto se podría bajar, están seguros que serían menos de la mitad y que eso daría más seguridad.
Si los cambios se ponen en marcha, psicólogas, peritos y notificadores tendrán que ir al Penal y allí hará falta ejecutar tareas complementarias. Las instalaciones deberán contar con salas acondicionadas para las pericias psicológicas o las otras medidas procesales que se dispongan realizar.
