¿Qué tienen en común los economistas porteños Alfonso Prat Gay y Mariano Flores Vidal con un trabajador sanjuanino sentado en la última fila de un ómnibus urbano? La respuesta se mide en puntos porcentuales.

"Hoy, si no ganás más de 3.000 pesos te morís de hambre", apuntó el pasajero a plena voz, compartiendo su punto de vista con el resto de las personas a bordo del coche. En rigor de verdad, la expresión del joven fue un poco menos elegante. Lejos de cualquier tecnicismo, se sumó al coro de los economistas que llegaron a San Juan en las últimas dos semanas para alertar sobre un mismo problema: la inflación.

"Nosotros hacemos muchos esfuerzos por desaprovechar lo que ocurre en el exterior, en Brasil y en el resto del mundo. Y tenemos un problema auto-infligido desde las autoridades que es la inflación, que le pega mucho a todos pero mucho más a los que menos tienen", aseveró el ex presidente del Banco Central.

"¿Qué hacemos en una economía con alta inflación? ¿Cómo hacemos para compensar las desigualdades que provoca un sistema inflacionario en los distintos sectores?", planteó el economista de Lilita Carrió, sin dar mucha certidumbre acerca de la salida más aconsejable. No pareciera que haya una fórmula inequívoca.

"Habría que empezar a aplicar una política monetaria menos expansiva. Claramente es fácil decirlo, es difícil hacerlo", apuntó Flores Vidal, especialmente invitado por la Bolsa de Comercio de San Juan.

Según el Indec, el último índice de precios al consumidor para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los partidos que integran el Gran Buenos Aires- registró una variación del 0,7 por ciento en junio, con respecto al mes anterior y del 11 por ciento con respecto a igual mes de 2009. Curiosamente, la mayor incidencia en esta variación estuvo dada en el rubro alimentos y bebidas, es decir, lo que más aumentó fue lo básico e indispensable.

Los datos de San Juan son un tanto más difíciles de obtener. El Instituto de Investigaciones Estadísticas y Económicas (IIEE) no difunde el índice local de precios al consumidor, con el pretexto de que sigue diseñando un sistema estadístico más preciso que el que se empleaba hasta fines de 2007.

¿Qué tienen en común dos encumbrados economistas con un trabajador de clase media-baja de San Juan? Una misma preocupación. Nada más.