Los últimos incendios en la provincia, tanto de viviendas como de vehículos, o de plantaciones y pastizales en zonas rurales, hacen ver la necesidad de contar con cuerpos de bomberos debidamente equipados y adiestrados en una mayor cantidad de jurisdicciones, a fin de acudir con mayor rapidez y efectividad cuando se produce un siniestro.

Si bien la provincia cuenta con la División Bomberos de la Policía de San Juan, el hecho de que el cuartel general se encuentre en nuestra ciudad hace que el desplazamiento hasta los incendios que se producen en el Gran San Juan o departamentos aledaños sea dificultoso por el propio tránsito y en ocasiones por la distancia, en una tarea donde el tiempo es fundamental para evitar mayores pérdidas que las que se producen normalmente.

Ante esta situación es que desde hace algunos años se han ido formando cuerpos de bomberos voluntarios como los que funcionan en Caucete, Santa Lucía, Valle Fértil, Jáchal, Albardón, Rawson y el compartido por los departamentos Chimbas y Rivadavia. Estas agrupaciones cumplen una destacada labor en la asistencia primaria ante un incendio, por lo que en los últimos tiempos han recibido el apoyo de la comunidad, del gobierno y de instituciones de bien público que las han provisto de elementos requeridos. No obstante, el crecimiento de las ciudades o poblaciones en las que están radicadas, hace cada vez más necesario que estas agrupaciones adquieran una mayor entidad y alcancen una mayor organización con personal especializado y permanente que trabaje junto a los voluntarios. Ciudades de más de 40.000 habitantes y ubicadas a más de 20 kilómetros de nuestra capital así lo requieren.