Hoy, cuando se celebra una vez más el Día del Niño, seis protagonistas de la cultura y el espectáculo local emprenden un viaje a su infancia. ¿La misión? Encontrar aquella foto que, muy bien guardada en el cofre de los recuerdos; o ahí, bien a mano para verla seguido, refleja uno de los momentos importantes de sus vidas… ya sea porque recuerda a alguien muy especial, porque fue el indicio de lo que se convertiría en una marcada vocación, o simplemente porque es la instantánea de un día único. Fotos e historias que hoy comparten con los lectores de DIARIO DE CUYO.
Elisa Montenegro- Violista
Cuando yo tenía 12 años, mi papá me llevaba todos los días a un negocio para que le cante los números de la quiniela. Parece que yo le daba suerte, porque todos los días le elegía los números. Mal no le iba, aunque no me decía cuándo (ni cuánto) ganaba o perdía. En todo caso, las sumas en juego eran pequeñas (eso creo). Por ese entonces yo estudiaba música y la especialidad que había elegido era viola. Era difícil para mí, sobre todo porque no tenía instrumento propio. "Vamos al negocio que me tenés que cantar los números. Presiento que hoy algo va a pasar", me dijo. No era la primera vez que tenía un presentimiento, pero igual fui. Cuando se realizó el sorteo, mi papá empezó a gritar como loco. ¡Había ganado 1.500 pesos! "¡Gané, gané!", gritaba feliz. Al cambio de entonces eran 1.500 dólares, suma nada despreciable. Mi papá por primera (y única) vez compartió el premio conmigo. Él se quedó con 500 pesos y a mí me regaló mil pesos, que era justo el precio por el que un músico de la orquesta vendía su viola. Yo se la compré (es la de la foto) y desde ese momento pude dedicarme por entero a lo que más me gusta: tocar la viola.
Andrea Huertas -Actriz
Mi primera infancia, con apenas 2 años, junto a mi gran abuelo Miguel Huertas… ¡compañero de juegos y aventuras! Alegre y siempre joven por dentro. Mi abuelo Miguel, de quien seguramente heredé su espíritu emprendedor, alegre y generoso y junto a él, recuerdo a mis cuatro abuelos: María, su compañera de vida; mi abuelo Antonio y mi querida Beba. Mis abuelos marcaron a fuego mi infancia. Ellas supieron preparar la comida más rica, la torta más sabrosa. Ellos contaban historias cautivantes, imaginaban paseos a bordo de una pierna que, por arte de magia, era ¡un caballito! Su lugar fue fundamental en la construcción de mi historia. Me proporcionaron en abundancia amor incondicional, bondad, paciencia, humor, comodidad, lecciones de vida y los mas importante: ¡las golosinas! Eran ellos los que siempre me hacían sentir que me estuvieron esperando todo el día y con eso, ¡el día ya estaba completo! Ser abuelo es una de las experiencias más maravillosas que la vida puede regalar a una persona y hoy, la vida y mi hija mayor, Milenka, ¡me dieron ese regalo precioso! Mi pequeño gran Fausto llegó para seguir jugando, como lo hacía desde pequeña con mis abuelos, como lo hago aún con Theo y Ema, mis hijos más pequeños… como también lo hago en mi rol de docente teatral, con mis alumnos y sobre el escenario, donde la actuación, me permite descubrir que la vida, también, es un juego maravilloso.
Emiliano Voiro – Actor
Era el año 1985, en aquel entonces tenía 3 años, mis padres me llevaban a un jardín ubicado en una casa de la Villa América, donde la seño Patricia Martínez daba clases. Ella solía armar muestras en el fondo de aquella casa y mi papá, Jorge Voiro, armaba los escenarios y se encargaba de la iluminación… Sin duda yo todavía no sabía el trayecto que tomaría mi vida, pero fueron las primeras veces que pisé "las tablas". Luego, mucho antes de ser actor, me encargué junto con mi hermano Jorge, ¡de armar estos escenarios y de la iluminación de eventos! Hasta descubrir que allí, arriba del escenario, estaba mi lugar en el mundo.
José D. Petracchini – Director coral
Esta foto es de 1972. Aunque no se me vea bien la cara, el gordito que está enseñando a sus alumnos soy yo. Estaba representando, nada más ni nada menos, a Domingo Faustino Sarmiento. Siempre tuve una vena artística y, aunque mi pasión fue, es y será la música; siempre me gustó la actuación. En cuanta fiesta escolar había, yo me postulaba para hacer algún papel. Creo que a lo largo de la primaria, en la gloriosa escuela Bernardino Rivadavia, he representado a todos los próceres. A esta foto le tengo especial cariño y me produce una profunda emoción. No sé si porque representar a Sarmiento era un orgullo, o porque recuerdo que era un sketch largo que nos demandó mucho tiempo de ensayo, o simplemente porque sabía en mi interior que esa sería mi última actuación como alumno de la escuela, pues estaba cursando el 7mo grado. O tal vez la suma de ellas.
Fabricio Montilla – Músico / Actor
Esta foto me la tomaron en una fiesta, debo tener ahí unos 4 ó 5 años. Recuerdo que fui yo quien le pidió los auriculares al DJ, estaba habituado a escuchar música a esa edad. En la casa de mis padres había un tocadiscos y muchos discos ya que mi papá había tenido una disquería en su juventud. Recuerdo las intensas sensaciones que me producía escuchar música y bailar a esa edad. Entre esos discos había música para chicos como Rafaela Carrá o Carlitos Bala pero también algunos de The Beatles, John Lennon y música instrumental de películas. Actualmente me dedico a la música y a la musicoterapia entre otras ocupaciones, no tengo ninguna duda que mi vocación era manifiesta en mi niñez.
Soledad Tassi – Modelo
Esa foto refleja la mejor época de mi infancia que eran las vacaciones de verano cuando venían mis primos de Buenos Aires (ahora viven en Neuquén). En la foto sale mi prima Florencia Barceló, José María Barceló y mi hermano Josué Tassi, falta mi primo Charly que andaba por ahí jugando. En la foto salimos todos colorados porque nos pasábamos el día entero en el Lawn Tenis Club y a mi hermano Josué, como era el más blanco, mi mama lo llenaba de crema, como sale en la foto. También íbamos a la pileta del Casino del RIM 22 porque mi tío era militar, ahí también la pasábamos genial. Esperábamos todo el año para poder estar juntos y nos llevábamos muy bien. Mi prima Florencia es como mi hermana y hasta el día del hoy esperamos todos los veranos para vernos, ahora con la nueva generación de niños, nuestros hijos, multiplicados porque nosotros éramos 5 en ese momento y ahora nuestros hijos son 9 .
