"¡Vengan, acomódense donde puedan, que tenemos el corazón más grande que la casa y por eso la casa nos quedó chica, pero seguimos recibiendo gente!", invitaba la narradora del Bibliomóvil del Congreso de la Nación a los chicos de la Escuela Agustín Gnecco, del Barrio Los Tamarindos, que llegaban a la 2da Feria del Libro y la Cultura Popular ayer por la siesta. En la carpa ya casi no quedaba lugar libre, y por eso los grupos que ingresaban al Predio Ferial se dividían para no perderse ningún punto del recorrido. Curiosos, los niños se acercaban a los stands de las diferentes bibliotecas populares y ONG, sin poder resistir la tentación de tomar los libros que se exponían en cada lugar. "Miren tranquilos, chicos, se puede tocar", les dijo conciliadora la representante de una librería comercial, ante la mirada seria y vigilante de las maestras que no querían perder de vista lo que hacían sus alumnos.
Un poco más allá, otro grupo se admiraba ante un vestido de época, expuesto en el stand de la Biblioteca Rawson y Museo Abenhamar Rodrigo, de Santa Lucía. Otros prefirieron detenerse ante los inmensos proyectores de cine, mientras algunos se animaron a jugar al ajedrez y a dibujar en las mesitas que el Bibliomóvil del Congreso había dispuesto. Y a los que subieron al otro Bibliomóvil, el de la Biblioteca Popular Sur, hubo que convencerlos de abandonar las notebooks para seguir recorriendo la feria, porque no querían bajarse.
Un proyecto de comiquería, una editorial educativa hecha por docentes sanjuaninos, un lugar para aprender del testimonio de los ex-combatientes de Malvinas, un cinemóvil y un gigantesco cabildo fueron otras de las atracciones de la feria entre los más de 100 stands que durante toda la tarde recibieron la visita de cientos de chicos y que permanecerán abiertos al público hasta el sábado inclusive.
