En la previa mucho se habló de la ausencia obligada por renuncia de Juan Román Riquelme y entonces todas las miradas estaban puestas en quien iba a ser el conductor de la selección. Y si bien en el primer tiempo muchos extrañaron al volante de Boca por la escasa creación del equipo nacional, en el complemento la catarata de goles, tiraron por el piso las conjeturas del principio y ahí ya nadie extrañó a Ramón.
Si en el primer tiempo algún grito desde las tribunas pedían por Riquelme, no hubiese sido desacertado, porque el equipo de Maradona no tuvo un tiempista y alguien que manejara los hilos y pusiera la pelota al piso. Por ello el balón no llegaba limpia a los delanteros. La recuperación de Gago y Mascherano no tenía una descarga clara y los laterales no se proyectaron con facilidad, ya que las asistencias eran escasas.
Ese era el momento en que los fans de Riquelme se relamían y frotaban las manos en apoyo al Topo Gigio, pero ello quedó por el piso cuando en el segundo período las luces de las individualidades se prendieron y los goles cayeron. Román quedó eliminado y nadie lo extrañó. Y sí se hicieron escuchar los que no tenían simpatía por el enganche y y se dieron el gusto de cantar un par de veces "es para Riquelme que lo mira por TV".
Fue entonces cuando Maradona, sabiendo que ya nadie le iba a reclamar la ausencia de un conductor, le dio la manija a Verón y la Bruja ingresó. Aunque los insultos cayeron desde un Monumental repleto (la recaudación fue 4.824.260 pesos) recordándole la eliminación del Mundial 2002 y que sin Riquelme el equipo puede ganar, aunque la historia quedó abierta para cuando se enfrente a un rival de peso.
