Intrépido por naturaleza, Eric Koller tiene hoy a sus 33 años el mismo entusiasmo en el comienzo de su segunda temporada en el Top Race NOA que a sus 16, cuando debutaba como baterista de la banda Corazón Guerrero. Ya en aquella época le llamaba la atención este deporte y con su amigo Mariano Imparado seguían especialmente a Henry Martín y Fabian Flaqué, pero la vida lo llevaba por otros caminos. Cuatro años en la banda, facultad, un año y medio viviendo en Nueva York, el comienzo de una vida en pareja que le regaló a esta altura dos varones y un empleo en una agencia de viajes para luego crear la propia fueron parte del periplo hasta que un día apareció Fabricio Persia. Fue para pedir apoyo publicitario. Koller, y su socio Federico Vargas, no sólo accedieron sino que lo hicieron luego con otros, como sus héroes de juventud y también Facundo Della Motta, entre otros.

Y otro día Persia lo animó a probar eso de conducir un auto de carrera.

Koller participó en las dos últimas fechas de Top Race NOA en 2013. No sólo que le gustó, sino que participó todo el 2014, con el asesoramiento permanente de Flaqué y los consejos de Della Motta y Fabricio. Terminó 14 en el campeonato.

Este fin de semana, en Chaco, comenzará otro año. Y afirma que su objetivo es pelear por el campeonato.

-¿Trasciende la línea de correr por hobbie?

-En realidad, siempre trato de ser lo más profesional que pueda. No es que ahora pretenda vivir del automovilismo. Pero lo hago así porque considero que es corto el tiempo para aprovechar los momentos de la vida. Cuando toqué en Corazón Guerrero me rocé con los mejores bateristas del país. Con mi empresa busco lo mismo. Con mis hijos quiero ser el mejor padre. Con mi mujer, el mejor hombre. Y arriba del auto, el mejor piloto. De ahí a que salga…pero no me subo al auto para distraerme tres días. Yo voy para ser el mejor y por eso llevo dos meses entrenando físicamente todos los días.

-¿Cuál fue el balance del año pasado?

-Aprendí de golpe. Más allá de lo conductivo, tengo que enfocarme especialmente en lo emocional arriba del auto. La relajación y la concentración son las claves para alcanzar ese profesionalismo que busco. En la última fecha tenía un auto para ganar. Marchaba segundo, detrás del campeón, y por mi falta de experiencia no provocaba el error al de adelante para pasarlo. Hasta que lo toqué. Por suerte no lo saqué, pero hice un trompo. Por esas ganas de solamente ganar me quedé sin podio.

-¿Cómo trabaja ese aspecto?

-Fabián (Flaqué) me dijo que necesito un psicólogo deportivo, jaja. Otros, directamente que estoy loco. Me cuesta pero no me puedo presionar, porque en lo conductivo tuve que aprender bastante rápido y aparte que no soy un pibe de 20 años.

Igual, con la guía de Fabián, tomé un atajo más que valioso en este camino de aprender. La clave está en aplicar los conocimientos de Fabián, tener un auto bueno y el domingo saber lo que uno está haciendo y lo que cuestan las cosas. Eso de querer siempre ser el mejor también juega en contra.

-¿Hasta dónde llegan sus sueños?

-Mi objetivo es estar adelante este año. Tengo esa ilusión de pelear por el campeonato. Pero sé que no es fácil. Después… correr en un TR Series. Sé que no voy a desentonar, pero hoy estoy motivado en un NOA.

-Es ambicioso el objetivo.

-Cuando pueda encastrar todo y sepa manejarlo en 8 de 10 carreras, seré un profesional. Hay carreras que no se ganan acelerando. Aprendo mucho de Facundo Della Motta, quien arriba del auto, tiene los sentimientos de una piedra. Yo todavía tengo que entender que cuando se sale a entrenar no hay que buscar de entrada la vuelta de clasificación. “¿Para que son los entrenamientos?”, me repite Fabián.

-¿Tuvo en este tiempo alguna vez la sensación que ya pasó su edad para empezar a este nivel en el automovilismo?

-¡Jamás! De ninguna manera. Los sueños, cuando uno trabaja mucho, hay que llevarlos adelante sin importar la edad. Si hoy tuviera cincuenta años y por primera vez contaría con esta oportunidad, igual lo haría. Tratando de ser lo más profesional posible. No tengo que dejar de lado la realidad de las cosas. No puedo compararme con un chico de 20 años. Pero arriba del auto no tengo eso en cuenta. Creo que ahí está la clave de disfrutar las cosas.