No se trata de buscar justificaciones. No se puede tapar el sol con un dedo porque ya llegaron a cuatro las fechas sin hacer goles y no poder ganar como local, tiene su peso negativo pero así como se acentúa en cosas trascendentales desde lo táctico, hubo una causa elemental y básica que terminó conspirando contra las urgencias de Atlético Unión: el propio piso de su estadio. Es que el regreso a Rawson no terminó siendo del todo feliz y es que las flojas condiciones del campo de juego le quitaron chances al equipo de Antuña que así y todo, generó opciones, buscó el partido pero terminó empatado sin goles con Deportivo Maipú de Mendoza.
Aun así, con el piso conspirando en cada maniobra, Unión fue el frente y mereció tal vez algo más pero el Cruzado mendocino, en el complemento, tuvo las suyas y pudo haberse llevado un excesivo premio desde San Juan, con el sencillo argumento de replegarse muy bien atrás y esperar las contras.
De entrada, la propuesta de Unión fue pura presión. Atropelló a Maipú y antes de los 15′ ya generó sus dos primeras opciones cuando primero Natalicchio la tiró afuera y después, cuando el Bibi González le pegó mordido y la pelota se fue cerca del segundo palo. Era más Unión pero Maipú mostró las uñas con una pelota detenida. En un corner, quedó solo Murcia y estrelló su remate en el travesaño. Y a los 32′ otra vez Natalicchio sería protagonista al enviar apenas por encima del travesaño un rebote desde la puerta del área. Ese primer tiempo, fue de Unión pero no pudo terminar de concretar sus opciones.
En la segunda parte, con viento en contra además del pésimo estado del piso, Unión tuvo que replantear su estrategia para ir a presionar y no exponerse a la contra mendocina. Y de entradita nomás casi la emboca a los 3′ cuando Bibi González exigió a Gonzalo Gómez que tapó en gran atajada. Se abrió más el partido y Maipú preocupó con los tiros libres como ese de Amaya que tapó Dianda. Unión entró a mover el banco. Mandó al Luto Molina para darle algo más de claridad a su búsqueda y encontró profundidad con la zurda del ullunero que metió un centro exquisito para que Bibi González la cabeceara al gol pero la tiró afuera. Y los últimos 20′ fueron con Unión jugado al ataque como fuera. Décimo lo tuvo pero no pudo en el último duelo contra Gómez. Insistió pero no pudo y casi se queda cin nada en el final cuando Amaya le quemó las manos a Dianda que salvó la ropa con una sensacional tapada.
Unión quedó mal. Caliente, molesto. Nunca pudo hacer pie en su propia cancha como quería pero así y todo, jugó para ganarlo y no pudo.
