El Instituto Karolinska de Estocolmo (capital de Suecia) premió ayer con el Nobel de Medicina al británico Robert G. Edwards, conocido como el "padre" de la fecundación in vitro (FIV), que al desarrollar esta terapia, posibilitó una transformación radical en el tratamiento de la infertilidad.

32 años después de revolucionar el mundo con el resultado de sus investigaciones sobre la fertilización in vitro, que permite a parejas infértiles tener hijos, fue galardonado por el jurado del Instituto quienes consideraron que sus investigaciones marcaron un "hito" en la medicina moderna, y han creado un nuevo campo de estudio, además de permitir el nacimiento de 4 millones de niños con esa técnica y solucionar un problema que afecta a más del 10 por ciento de las parejas del mundo que quieren formar una familia.

Nacido en Manchester en 1925, Edwards estudió biología en la Universidad de Gales y en la de Edimburgo, por la que se doctoró en 1955 con su tesis sobre el desarrollo de los embriones. A partir de 1958 empezó a trabajar en el proceso de reproducción humana y desde 1963, ya en Cambridge, donde actualmente ejerce, fundó junto a Patrick Steptoe el primer centro de investigaciones para la fecundación in vitro.

A los trabajos de Edwards y Steptoe se debió el nacimiento, en julio de 1978, de la niña Louise Brown, el primer "bebé de probeta" (nombre con el que se denomina a los niños nacidos por FIV), del mundo. Eso fue definido por el Instituto Karolinska como un acontecimiento histórico.

El Nobel de Medicina está dotado con 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros o 1,5 millones de dólares) y se entrega oficialmente el 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte del fundador de los galardones, Alfred Nobel.

Con esta elección se abrió la ronda de ganadores de los Nobel, que seguirá hoy con el de Física, y continuará los próximos días, con este orden, con los de Química, Literatura, de la Paz y Economía. En cuanto al denominado padre del primer bebé de probeta, el desarrollo de los estudios de Edwards implicó vencer "retos monumentales" en el campo de la ciencia, según el Instituto Karolinska, así como la "fuerte oposición del sistema", que alegaba obstáculos éticos. A pesar de esto Edwards trabajó y enfrentó a la oposición de iglesias, gobiernos, y muchos medios de comunicación, así como a un intenso escepticismo de sus colegas científicos. También tuvo problemas para financiar su trabajo y dependía de fondos donados de forma privada.

Ayer, luego de conocido el ganador del Nobel de Medicina 2010, el Vaticano criticó la concesión de este premio. Por su parte el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el español Ignacio Carrasco de Paula dijo que "sin Edwards no existiría el mercado de los ovocitos. Sin Edwards no habría congeladores llenos de embriones a la espera de ser transferidos a un útero, o más probablemente para ser utilizados para la investigación, o bien para morir abandonados y olvidados por todos".