La información que recibimos durante la semana respecto a la recuperación de los bosques nativos de nuestra provincia, merece ser acompañada por los arbustos que tienen el mismo comportamiento. Nos referimos a los arbustos autóctonos. La mirada se detiene, ahora, en nuestro suelo. Entonces, el paisaje nativo se vuelve a nuestra mente, a la identidad propia de cada lugar, es algo que nos pertenece. En las últimas décadas esto se perdió por todos los avances en el paisajismo moderno. Las situaciones que se viven a nivel mundial (Calentamiento Global), hicieron pensar y así entender la xerojardinería y el paisajismo sostenible. Los recursos naturales se agotan, entonces una forma de revalorizar las raíces culturales es aprender a cuidar y a aprovechar las plantas que crecen en forma espontánea en el lugar, y ese es el orgullo de saberse autóctonas.
La intención es aportar un granito de arena en temas de preocupación mundial a días de celebrarse la "Cumbre de Cambio Climático".
Revista Oh! desea aportar su semilla para que las áreas naturales y de vegetación indígena sigan beneficiando el equilibrio ecológico, logren la significación y el lugar que merecen.
El paisajismo actual acompaña la tendencia de integrar lo nativo, incorpora esto y lo conjuga con otras especies exóticas (fuera del lugar de origen) preservando y protegiendo lo propio de cada lugar.
Arbustos:
Barba de Chivo (caesalpinia gilliesii)
Es un arbusto de crecimiento rápido, cuyo diámetro es de 3 metros, de 2 metros de altura. Tiene hojas persistentes o semi persistentes según el clima, paripinadas, con folíolos lanceolados. Sus flores con 5 pétalos y 10 largos estambres, están agrupadas en espigas terminales, ligeramente perfumadas. La floración se produce desde fines de la primavera hasta el verano. Los frutos son legumbres comprimidas en vainas. Las semillas son ovoides y castañas. Se cultiva al sol o media sombra. Resistente a las bajas temperaturas y heladas. Necesita un sustrato bien drenado. Requiere riegos moderados y soporta muy bien la sequía. Se multiplica por semillas que hay que raspar y poner en remojo en agua caliente durante 24 horas. La poda debe realizarse después de la floración. La poda es imprescindible si se cultiva en maceta, para que mantenga un aspecto tupido y bien ramificado.
Sen del Campo (senna corymbosa)
Es un arbusto persistente, de crecimiento rápido. Su altura es de 3 metros y su diámetro de 2 metros. Posee hojas de un verde brillante, ovaladas y lanceoladas. Llama la atención su floración de un amarillo intenso, por estar dispuestas en racimos. Florece desde fines del verano hasta bien entrado el otoño. Sus frutos son vainas que quedan en la planta todo el invierno. Se cultiva a sol o media sombra. Requiere de suelos bien nutridos. Su riego es moderado. Se multiplica por semillas y por esquejes en verano. Su poda es a fines del invierno. Es resistente a las heladas, aunque una prolongada exposición a las temperaturas bajas puede llegar a quemar el follaje. Es sensible a las cochinillas, las larvas minadoras y los pulgones. Puede ser atacada por hongos como los que producen manchas foliares.
Garra de León (mesembrianthemun edule)
Es una planta perenne suculenta y rastrera. Tiene hojas opuestas y carnosas. Sus flores son de colores variados: púrpuras, amarillas, rojizas, blancas y naranjas, poseen numerosos pétalos que se abren de día y se cierran de noche. Su fruto es carnoso. Se cultiva a pleno sol. Prefiere suelos arenosos y muy secos. Resistente a la sequía y soporta la salinidad. Se cultiva como fijadora de dunas. Se multiplica por división de matas. Es una planta muy rústica que no requiere cuidados especiales. Suele ser atacada por hongos del suelo, si el sustrato es muy húmedo. Cuando los tallos se alargan demasiado se pueden recortar. También se deben eliminar las ramas secas al final del verano. No requiere de fertilización adicional. De riego escaso. Es un excelente cubre suelo, de crecimiento vigoroso. Ideal para pendientes, rocas o macetas.
