La revista Foreign Policy resume la situación con un título de dos palabras: "Adiós OPEP”. Dice que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), dominada por Medio Oriente, perderá gran parte de su poder en 2020 porque "las Américas, no el Medio Oriente, será para entonces la capital mundial de la energía”. Amy Myers Jaffe, directora del Foro de Energía del Instituto Baker, en la universidad Rice, y autora del artículo, dice que ese cambio se dará por factores tecnológicos y políticos.
Aunque los geólogos saben desde hace mucho tiempo que hay enormes depósitos de energía sin explotar en las Américas, la mayor parte de esas reservas eran difíciles de extraer porque estaban en aguas profundas, rocas o arenas. Pero las nuevas tecnologías están cambiando esa situación. Hay más de 2 billones de barriles de petróleo de fuentes no convencionales en Estados Unidos, otros 2,4 millones de barriles en Canadá y 2 billones en Sudamérica, comparados con 1,2 billones de barriles de reservas petroleras convencionales del Medio Oriente y Africa del Norte, dice el artículo. Gracias a las nuevas técnicas de perforación horizontal usadas en EEUU, y a otras empleadas para extraer petróleo de las arenas bituminosas en Canadá, o en los depósitos "pre-salt” de las costas de Brasil, esas y otras reservas en América pronto se convertirán en el centro de gravedad de la exportación de petróleo del mundo, afirma. Además, la producción petrolera del Medio Oriente se verá afectada por la agitación política.
Según Myers Jaffe, "los cambios de gobierno en la región han conducido, históricamente, a prolongadas y pronunciadas caídas de la producción petrolera”. La de Libia cayó de 3,5 millones de barriles diarios en 1969, cuando Muammar Khadafy derrocó al rey Idris, a 2 millones de barriles diarios en las siguientes tres décadas, y a casi cero actualmente. Irán sufrió una enorme caída de sus exportaciones tras la revolución de 1979, y lo mismo ha ocurrido en otros países de la región. También hablé con Mauricio Tolmasquim, presidente de la Compañía de Investigación Energética (EPE) de Brasil, sobre las estimaciones de los depósitos submarinos del país. Me dijo que Brasil espera aumentar su producción desde los actuales 2,3 millones de barriles diarios a 6 millones de barriles en 2020 y señaló que Brasil ha establecido un Fondo Petrolero, muy similar al de Noruega, del cual el gobierno sólo podrá usar los intereses para invertir en salud, educación y otros servicios sociales.
El nuevo epicentro de la producción energética mundial, sería una bendición. Pero muchos países petroleros deberían crear ya mismo fondos de inversión administrados independientemente que blinden los ingresos de la corrupción gubernamental, para no correr el riesgo de caer en fiestas petroleras que a la larga siempre producen más pobreza.
