Podría decirse que el dúo Pimpinela en casi 30 años de carrera -además del perfume retro y sus incalculables premios- son visceralmente mutantes. Pueden pelearse como pareja a lo Guerra de los Roses -sin platos volando pero con furia de infidelidades-, cantarle "al amigo, a los hijos y a lo afectos" y también disfrutar de enloquecedor poderío "con los pies sobre la tierra" -léase casi 20 millones de discos vendidos y con eco internacional-. Exitoso equilibro basado en una "buena relación familiar", "con disciplina" y ninguneo a un persistente mote kitsch. "Tengo tanto background que no me detengo a pensar en eso", dirá aguerrida. Antes de cantar en San Juan -y luego de su show de 2005 en la Fiesta del Sol-, Lucía dialogó con DIARIO DE CUYO.

– Llegan con un show alegórico: desde hace 27 años brillan como un diamante ¿La clave fue la perseverancia, oficiar de catarsis sentimental para la gente o laburar en familia?

– Yo creo que amar lo que uno hace y ser disciplinado. Ponerse objetivos y trabajar duro. En nuestra profesión las cosas hay que lucharlas y hay que estar encima. En nuestro caso, también ayudó una buena relación familiar. Hay muchos hermanos que ni siquiera se ven y ni tienen contacto.

– Ustedes instalaron esto de las rencillas conversadas ¿Cómo hicieron para cantar canciones simulando ser pareja y lograr que la gente les crea siendo hermanos?

– En realidad, nosotros arriba del escenario somos muchos personajes. Por ahí alguno se queda con dos o tres canciones que hablan de eso y creen que eso es todo. Pero somos hermanos que contamos historias que nos ha pasado a cada uno y que simplemente las actuamos.

– ¿La obra "La Familia’ fue un manto de piedad a sus temperamentales peleas?

– No. Siempre le hemos dado una importancia enorme. Le cantamos al hermano, al amigo, a los hijos, a los afectos. No pasamos de los conflictos de pareja a la familia de un día para el otro. Se dio natural.

En "La Familia’ lo que la gente ve, es a dos personas que pueden cumplir su sueño, que somos nosotros y todas las cosas que le pasan en su vida personal. Algunas buenas y otras malas como cualquier persona.

– ¿Sentís que hay un nuevo concepto de pareja? ¿Cuales son los cambios más notorios?

– Yo creo que sí. No serviría de nada si hoy compusiéramos otro "Olvídame y pega la vuelta’. No tendría el mismo resultado. Funcionó en el 82 pero en aquella época las mujeres no daban un paso adelante como ahora y los hombres eran más machistas. La mujer era más temerosa, aguantada infidelidades y agachaba la cabeza. 27 años después, la mujer puede hacer todo lo que quiera en la vida. Y el hombre, permitió que el nuevo prototipo de mujer avance y hasta la acompaña.

– Y vos como mujer y apelando a tu discografía ¿En qué etapa de tu vida estás? ¿Hay amores que matan, ¿Dónde están los hombres, Convivencia o Buena onda?

– (risas) Todas. Creo que es una mezcla de muchas cosas. Ya tengo 49 años y en este momento estoy tranquila y me encantaría enamorarme. Pero de la persona indicada. Eso llegará solo…

– Ya no buscas. Dejas que el destino te sorprenda…

– Tal cual. No soy de provocar encuentros, de que me presenten gente y esas cosas. Estoy feliz con mis cosas, focalizada en mi trabajo y disfrutando de mi hija que tiene 13 años. Cuando tenga que aparecer, aparecerá. No fuerzo nada. Dios dirá…

-¿Terminas bien con tus ex o te hartaste de cantarles "Olvídame y pega la vuelta’?

– (risas) No, no, no. Tengo buena convivencia con mis ex y buena onda.

– Con Joaquín fundaron un hogar de chicos y les cambiaron la vida ¿De qué manera modificaron la tuya?

– En todo. Siempre digo que cada vez que voy a verlos recibo más cosas de ellos que en otros lugares. Se entregan con el alma y realmente sentís sus abrazos, sus sonrisas… la devolución que te dan es fantástica. Es un aprendizaje mutuo maravilloso.

– ¿Alguna vez te carcomió el ego de la fama?

– No. Nunca me creí nada especial. Soy como cualquier otra mujer con los mismo miedos, inseguridades, las mismas alegrías. Es la otra gente la que tiene esa fantasía. Gracias a Dios tenemos los pies sobre la tierra.

– De estas tres palabras cuáles te dan más miedo: ¿enfermedad, fracaso o vejez?

– Enfermedad. Creo que la enfermedad impide avanzar, disfrutar y estar con la cabeza despejada para saber lo que uno tiene que hacer, para triunfar, para fracasar y para llegar a viejo. Sin esa palabra no se puede llegar a la última.

– Tu desmayo pasado asustó ¿Todo bien de salud?

– Sí, todo bien. Nunca tuve otro ACV como se dijo, pero para nada. Fue un desmayo y ya pasó. Pero los medios se preocuparon bien y con respeto.

– Adrián Dargelos de Babasónicos dijo que Miranda! es una opereta kitsch a lo Pimpinela ¿Lo tomás como una falta de respeto a la trayectoria o no te importan los motes ajenos?

– Primero, personalmente detesto los rótulos. ¿Pero quién determina qué cosa es kistch, qué es grasa o no grasa?. Vos vas a los boliches top de México y te pasan temas en inglés y también música de Juan Gabriel y lo bailan de la misma manera. No son tan estructurados mentalmente. Yo creo que eso es ser inteligente. Me divierte que lo digan. Tengo tanto background que no me detengo en eso. Igual, nunca pensamos en el que dirán. Siempre miramos para adelante y nos concentramos en el cariño del público.

– Por último. Un barco se hunde y tenés que salvar a una persona: ¿Pablo Alarcón, Andrea del Boca o Maradona?

– Es pregunta prefiero no responderla (risas).