Al ver la fotografía publicada en DIARIO DE CUYO de Celina Correa, la mujer acusada de robar a su beba minutos después de su nacimiento, Pamela Rodríguez (23) se quedó sin dudas: “En ese momento supe que era ella. Ella fue quien entró, se hizo pasar por enfermera y se llevó a mi hija”, contó mientras sus manos tomaron con más fuerza a Nicole, mientras amamantaba. Y agregó que “nunca voy a perdonar a la mujer que se llevó a mi hija. No quiero que tenga la posibilidad de hacer algo así nunca más”.
Después de haber pasado casi dos días sin poder ver, tocar ni alimentar a su hija, de haber sufrido un ataque de nervios cuando se enteró de que alguien la había sacado del hospital y de haberse tenido que autoconvencer de que todo estaba bien minutos después, Pamela volvió junto a Nicole Abigail, su beba, a la casa de sus suegros, donde vive junto a su novio. “Desde que volví a estar con mi beba, estoy atenta a ella todo el tiempo. Casi no llora, pero sólo la dejo en la cuna algunos minutos, duermo con ella y no dejo que la alce nadie que no sea de la familia. Tengo miedo de que me saquen otra vez mi hija”, dijo Pamela.
Aunque recuerda lo que pasó hace menos de una semana, Pamela pareció hablar de algo lejano. “Cuando estaba en el hospital, lo único que quería era volver a mi casa con mi bebé. Desde que me dijeron que alguien se la había llevado hasta el sábado pasado, cuando llegamos a la casa, no dormí. Ni siquiera sabía cuándo era de noche”, relató la mujer que, a pesar de todo, se mostró calmada. Sin embargo, su rostro se transforma cada vez que piensa en la supuesta enfermera en quien depositó la confianza para darle a su hija. “Ella vino a la tarde, no sé qué hora era. Me pidió los papeles de la beba y me dijo que le faltaban dos vacunas. La beba se puso a llorar y me dijo que le diera la teta. Después se la llevó. Yo me quedé tranquila”, contó. Y cerrando los puños y los ojos agregó que “ella se veía normal, estaba bien, yo de verdad creí que era enfermera. Tengo bronca. Mi bebé no tiene la culpa de lo que le haya pasado a ella”.
Las horas posteriores se hicieron largas para ella. Aunque intentó mantenerse tranquila, supo que algo estaba mal. Fue un policía quien le confirmó de sus sospechas. “Me dijo que se habían robado a mi beba. Lo primero que pensé fue: Tengo que ir a buscarla. ¿A dónde voy? Y me dio un ataque de nervios, no podía parar de llorar. Entonces, el policía me dijo que ya la habían encontrado. Intenté tranquilizarme, confié en él”, agregó.
Desde ese momento hasta que se reencontró con su hija pasaron casi dos días. Una enfermera la fue a buscar a su habitación y la acompañó a Neonatología. Al hablar de ese momento, Pamela sonrió y relató que
“por fin pude alzarla. Me puse a llorar, la miré por todos lados y me di cuenta de que estaba bien. Lo único que lamenté es que no podía darle la teta, no me dejaron porque tenía suero”.
Las horas lejos de su madre, tuvieron un costo para Nicole. Al nacer pesó 3,520 kg, pero cuando regresó con Pamela tenía 1 kilo menos. “Ahora está gordita de nuevo. Le doy la teta cada vez que quiere”, dijo la joven mamá. Y, ante la posibilidad de tener otro hijo titubeó. “A ella la buscamos y por suerte me quedé embarazada rápido. A lo mejor más adelante voy a querer tener otro bebé, por ahora tengo miedo”, confesó mientras Néstor, el papá de Nicole, se acercó y le pasó el brazo sobre su hombro.
