El cerebro al igual que el resto del organismo, se nutre de los alimentos que se incorporan diariamente. Aunque todas las vitaminas y minerales son fundamentales para mantenerse saludable, hay algunas que actúan directamente sobre este delicado órgano.

Dentro de los minerales existen 4 que no pueden faltar en la dieta; sin ellos el cerebro no puede realizar sus funciones de manera lógica y equilibrada.

1-Cobre: Facilita el buen funcionamiento del sistema nervioso central (SNC). Se encuentra en el hígado, el seso y los riñones de los animales, los pescados y los moluscos, las legumbres y los frutos secos.

2-Fósforo: Estimula y tonifica las células y aporta energía cerebral. Alimenta la mente a través de los sistemas, nervioso, sanguíneo y muscular.

Este mineral se halla presente en las carnes, los pescados, los quesos y los cereales.

3-Hierro: Su ingestión es fundamental para que el cerebro aumente su resistencia física y mental y para mejore la producción de energía. Influye en el rendimiento y en el transporte de oxígeno de los pulmones a las células nerviosas. Se encuentra en las carnes, las semillas de calabaza, el perejil y los demás vegetales de hojas verdes y las almendras.

4-Magnesio: Regula los sistemas nervioso simpático y parasimpático. Estimula la memoria y retrasa el envejecimiento. Además es un tranquilizante natural. Su carencia ocasiona irritabilidad y depresión. Esta sustancia está presente en la sal y en los frutos secos.

A pesar de que éstos minerales son los pilares es fundamental incluir otra serie de nutrientes, que potencian la acción benéfica de los 4 primeros y logran que el cerebro marche diez puntos. Ellos son:

-Proteínas: Contenidas en los alimentos de origen animal, aumentan la capacidad intelectual, mejoran el sueño y el estado anímico en general.

-Carbohidratos: Presentes en las papas, el arroz, las harinas, la leche y los cereales.

Los carbohidratos una vez digeridos se convierten en energía que es el combustible de los músculos y las neuronas. También calman la ansiedad.

-Acido fólico: Junto a la B6 y B12 mantiene equilibrada la sangre, para evitar la anemia. Además este ácido unido a la B1 regula el SNC.

-Vitaminas del complejo B: Trabajan en equipo para colaborar en la producción de neurotransmisores. Por su parte la B1; B6 y B12 contrarrestan el estrés y mejoran la agilidad mental. Estas vitaminas se hallan en la carne de cerdo, las legumbres, el hígado, el pollo, las bananas, las nueces, los huevos, las sardinas y los quesos.

-Vitamina A: Favorece la multiplicación celular. La contienen los huevos, las margarinas, el aceite de hígado de pescado, los lácteos, las carnes, los vegetales de color amarillo, anaranjado y verde y las frutas amarillas y anaranjadas.

-Vitamina C: La poseen los cítricos. Ayuda a crear neurotransmisores y tiene un efecto antihistamínico.

-Vitamina E: Colabora para prevenir la formación de radicales libres. Presente en los huevos, las verduras de hoja, los puerros y el repollo.

-Calcio: El estrés disminuye las reservas de calcio del organismo, por esta causa hay que ingerirlo diariamente. Este mineral interviene en la transmisión de los impulsos nerviosos que llegan al cerebro. El calcio se absorbe cuando se lo complementa con vitamina D, proteínas, vitamina C y azúcares naturales. Está presente en los lácteos y las almendras.

-Zinc: Estimula la actividad de los neurotransmisores. Está vinculado a la hormona del crecimiento y evita la fatiga. Los alimentos con grandes dosis de zinc son los espárragos, el pimiento verde, el repollo de Bruselas, las nueces, las semillas de calabaza, las avellanas, los duraznos y los cítricos.