El presidente de EEUU, Barack Obama, se reunió ayer con los principales promotores en el Congreso de la mayor reforma financiera desde la Gran Depresión, quienes le comunicaron que prevén enviarle el texto final antes del receso del próximo 4 de julio.

La aprobación de la reforma financiera, cuyo objetivo es evitar otra crisis financiera como la iniciada en 2008, constituye la segunda victoria política de Obama este año, tras la promulgación en marzo pasado de la reforma de salud.

La versión de la reforma aprobada la noche del jueves por el Senado, con 59 votos a favor y 39 en contra, tiene que ser armonizada con la que aprobó la Cámara Baja en diciembre pasado.

Al salir de la reunión con Obama, los referentes demócratas del Senado y de la Cámara de Representantes expresaron confianza en que el texto final estaría listo para la votación definitiva antes de la festividad del 4 de julio. La regulación del mercado de derivados y la creación de una nueva agencia de protección a los consumidores de bienes y servicios financieros fueron dos de los puntos de discordia entre demócratas y republicanos.

En el proceso de armonización bicameral, los legisladores tendrán que acercar posiciones respecto a asuntos como la autoridad del Gobierno para intervenir las empresas insolventes.

La versión de la Cámara Baja establece un fondo de 150.000 millones de dólares, financiado por las grandes empresas, para ayudar a la disolución de tales empresas. Pero sus detractores temen que ese fondo se utilice para "rescatar" a las empresas. En cambio, la versión del Senado impone criterios para la liquidación de la compañía, que sería financiada por una especie de "impuesto" a las grandes instituciones financieras.