Las áreas urbanizadas del Gran San Juan han tenido un desarrollo exponencial en las últimas décadas, que junto al crecimiento económico y consecuentemente del parque automotor, generan una situación caótica por la falta de obras de infraestructura vial.
El reclamo a los municipios de obras básicas para agilizar el movimiento vehicular, como nuevas arterias para el desahogo del tránsito, tiene como respuesta la instalación de dispositivos que agravan el problema al carecer de sustento técnico e improvisaciones que violan la Ley Nacional de Tránsito, como los "lomos de burro”, prohibidos por la norma y ahora desmantelados por ser causantes de accidentes, en algunos casos fatales.
No es razonable que cada comuna tenga especialistas en la materia, pero existen las Direcciones de Vialidad provincial y nacional para el asesoramiento adecuado, o simplemente ilustrarse en Internet sobre la forma de regular el sistema. Por ejemplo sobre los "reductores” instalados en Capital y Rivadavia, con losetas o mosaicones de 10 cms, de alto sobre el pavimento donde impactan los vehículos por el borde agresivo de 90 grados. Estos mosaicos sólo los usa la DPV para demarcar carriles, pero nunca en reductores y la DNV coloca bandas de pinturas plásticas reflejantes, como en el Acceso Sur.
Estos elementos instalados por los municipios son de diseño inapropiado. En las normas internacionales el reductor de velocidad es curvo, con un arco o lomo de 8 cms. en su punto más alto y un ancho de 6 a 10 centímetros con un largo que no obstruya el libre flujo del agua en los costados de la calle. Este es un detalle de la mala planificación urbana y del desconocimiento municipal sobre un sistema vial que en 70 años ha tenido solo paliativos, como la calle Nuche con insólitas variantes: doble mano, mano única y direcciones opuestas, más los "palitos” que la cortan en la intersección con la Av. de la Roza.
Se está lejos de resolver los problemas de fondo, como los accesos a la ciudad, la semaforización de "onda verde” y señalización inteligente para no castigar al automovilista con absurdas lomadas y atacar a fondo problemas como desatar el nudo de tránsito en las inmediaciones de Coll y Paula A. de Sarmiento, una ruleta rusa para peatones, ciclistas y demás rodados. Los grandes problemas se resuelven con obras integrales, no con pianitos, lomadas y rotondas. Los funcionarios deben recordar también que por allí cruzan ambulancias, autobombas y otros servicios que acuden a una urgencia.
