Desde las 10 de la mañana, algunos grupitos comenzaron hacer fila para conseguir una buena ubicación en el estadio abierto. Se turnaron para ir al baño y hasta hicieron el picnic en el ingreso al velódromo para no perder el lugar. Todo para ver de cerca a sus ídolos, los músicos de Márama. Las puertas del estadio se abrieron pasada las 18 y las chicas, algunas acompañadas por su mamás, corrieron hasta las vallas que separaron al público del escenario y de ahí no se movieron. Así se vivió la previa de los espectáculos, que convocaron a gente de todas las edades.

Valentina Olea, Narela Rivero y Ana Sánchez ocuparon los tres primeros lugares de la fila. Junto a ellas otras dos chicas llegaron a las 10 de la mañana. Las 5 jóvenes, de entre 13 y 17 años, se conocieron mientras esperaban ingresar y compartieron toda la previa juntas. ‘Vale la pena estar tanto tiempo esperando. Decidimos venir temprano para ver de cerca a Márama, somos fanáticas‘, dijo Julieta Moreno, otra de las chicas que hizo el aguante por más de 8 horas. Y mientras ellas fueron las primeras, otros grupos llegaron después de las 11 y la gran mayoría pasada las 14. Es por esto, que cuando arrancaron algunos de los espectáculos locales (cerca de las 19) la organización decidió habilitar otro ingreso para que el movimiento de gente fuera más fluido. Es que, la Policía requisó a cada uno de los que ingresó al estadio abierto, para evitar que pasaran con bebidas alcohólicas. En este contexto, la espera fue tranquila, a pesar de que para muchos fue muy larga, y hasta hubo grupos que se animaron a jugar a la pelota, al vóley y se sentaron a comer sanguchitos mientras hicieron la fila.

Los primeros en pisar el interior del estadio abierto lo hicieron corriendo. Con las mochilas cargadas en los hombros, las fans entraron a toda velocidad para estar cerca de los músicos. Con banderas, vinchas y gorras con inscripciones de la banda de cumbia pop le pusieron color al festejo. Y aunque los primeros tuvieron apuro de entrar, hubo otros que ingresaron lento y cargando conservadoras, canastos y las infaltable mantas para sentarse en el suelo.

Así fue que la previa de los espectáculos musicales tuvo postales clásicas de un 21 de septiembre y otras que suelen verse sólo en los recitales. Es que hubo picnic en todos los rincones, chicos jugando a la pelota y grupos de amigos compartiendo el mate y a la vez gente esperando de pie junto al escenario y mucho merchandising.