Ordenada, serena y con extensos lapsos de silencio, la multitud esperaba para poder despedir a Néstor Kirchner en la Casa Rosada. En grupos reducidos, las personas que habían llegado a las 23 del miércoles comenzaron a avanzar hacia la sede del Poder Ejecutivo a las 10.10 de ayer, cuando la Policía Federal corrió parte del cerco, frente a la sede de la AFIP, a uno de los costados de la Plaza de Mayo.

Los concurrentes, desde las 23 del miércoles, aguardaron la apertura del cerco flanqueados por vallas. Por la tarde, algunos soportaron filas de siete cuadras que se extendían hasta la avenida 9 de Julio, portando flores y ejemplares de la bandera nacional.

Fueron escasos los cánticos emitidos por los asistentes, entre los que sobresalieron tramos de la Marcha Peronista y el pedido de renuncia al vicepresidente Julio Cobos.

Poco antes de la apertura del cerco y a una cuadra de ese vallado, una mujer sostenía una pancarta con ambos brazos en alto, cerca del Cabildo. El cartel tenía una inscripción en agradecimiento por el padrinazgo por parte del ex jefe de Estado de su séptimo hijo varón, un niño de 9 años que la acompañaba, enfundado en la bandera nacional. "Agradezco la ayuda de 900 pesos anuales que recibimos del Estado debido a que mi hijo es ahijado de Kirchner", dijo la compungida asistente, Adriana Cáceres.

La mujer detalló que es madre nueve niños -entre ellos dos mujeres- y precisó que su séptimo hijo varón fue bautizado el 19 de marzo de 2004 en una iglesia de la localidad bonaerense de Villa Bosch, partido de Tres de Febrero, en una ceremonia a la que concurrió el por entonces presidente.

Por otra parte, en inmediaciones de la intersección de la avenida Rivadavia y la calle Reconquista, centenares de personas observaban el acceso de los asistentes a la Casa Rosada a través de imágenes reflejadas en una pantalla gigante, elevada detrás del cerco desde la parte trasera de un camión.

En la Casa Rosada el ambiente era de recogimiento y emoción, mientras las personas desfilaban frente al féretro. A veces se escuchaba "fuerza Cristina" dirigido a la presidenta que permanece velando a su marido y en otras ocasiones estallaban los aplausos. Afuera, en la plaza y en las calles se percibía el dolor, pero también euforia militante, como afirmando que continúa la confianza en el futuro. De fondo, bullicio, consignas y cánticos.

Mabel Becerra, vecina de Mar del Plata, quiso despedirse de Kirchner y en la madrugada recorrió los 400 kilómetros que separan esa ciudad bonaerense de la capital del país para acudir a la capilla ardiente. "Es la primera vez que ingresaré en la Casa Rosada. Kirchner merecía que viajara a Buenos Aires. Demostró que con amor, dignidad y trabajo se pueden lograr muchas cosas para los argentinos", comentó.

"Fue un gran luchador por la soberanía argentina y de los pueblos latinoamericanos. Si parece que hubiera sido ayer cuando en mi ciudad se opuso junto con (el presidente venezolano, Hugo) Chávez a los planes expansionistas de Estados Unidos", recordó en alusión al Aérea de Libre Comercio de las Américas (ALCA), rechazada en la Cumbre de las Américas de 2005.