Si la gente esta vez tardó más tiempo en irse del Cantoni luego del triunfo argentino por 7 a 2 ante Italia no fue solamente porque hubo mayor cantidad, sino que también quería que no se terminara la alegría de un partido que despertó una nueva relación con el equipo.

La gente leyó, vio y escuchó en los medios que esta Selección era candidata en serio para salir campeón. Pero hace tiempo que dejó de ver en canchas sanjuaninas a estos jugadores y quería sentir en carne propia lo que podían despertar.

Alemania y Sudáfrica no era termómetros. Sí lo era Italia.

Y la superioridad en la cancha de la Albiceleste ante la Azzurra fue el comienzo de un vínculo concreto que incluso contiene la esperanza, también concreta, del mejor futuro posible: ganar la final del sábado.

Ya se habla de Chile, de Portugal en semis y de España en la final.

Ese pasado de incertidumbres, de saber el potencial de este equipo, ya quedó atrás. El futuro todavía no llega. El presente es el ideal.

Lisandro Peyran