Una reciente investigación de la Universidad Nacional de Cuyo y la Universidad de California ha determinado por estudios de ADN que el Torrontés Riojano, Torrontés Mendocino y Torrontés Sanjuanino son variedades diferentes al igual que el Moscatel amarillo, un cultivar argentino similar al T. Riojano. En este estudio desarrollado en Estados Unidos participó la investigadora argentina, ingeniera agrónoma Cecilia Aguero.
Se comprobó que con alto grado de probabilidad el T. Riojano, T. Sanjuanino y Moscatel amarillo provienen de un cruzamiento natural de Moscatel de Alejandría y Criolla Chica, y que Torrontés Mendocino es también progenie de Moscatel de Alejandría si bien el otro padre todavía no ha sido identificado. Estos varietales se cultivaron desde tiempos de la conquista española. El Moscatel de Alejandría es ancestral desde el norte de África y el mediterráneo, su amplia distribución ha permitido que contribuyera a cruzamientos genéticos en el viejo mundo. La Criolla chica tiene origen en el Moscatel Negro que se lo cultiva en las islas Canarias y concuerda con que de allí se introdujo la vid a América. La explicación más simple es que fueron traídos desde el Viejo Mundo y se renombraron aquí, pero nada tienen que ver con los Torrontés de Europa.
