Melodía Leiva Cerezzo todavía no sabe como llego a las Orquestas-escuelas. Cree que su maestra y amiga Alicia Giuliani, conocedora por su gusto por enseñar a los niños y por su particular modo de hacerlo, fue quien le indicó el camino a Rodrigo para encontrarla. Fue por medio de un mensaje en Facebook.
"Unos días antes del contacto de Jorge Rodrigo yo me había planteado que haría si la vida me diera la oportunidad de volver a replicar aquella orquesta integradora que formamos en El Algarrobo, en Chile, en el 2006, con un Grupo de colegas. Allí había niños con problemas sociales graves, con problemas psicológicos y de contención, niños con capacidades diferentes. Fue algo muy lindo que ayudó a crecer a estos niños que inclusive lograron grabar un disco. Qué coincidencia. El maestro Rodrigo me invitaba a hacer algo parecido pero en San Juan. Por eso, no dudé ni un segundo sumarse a esta propuesta, que como si fuera poco, es parte de mi propia historia ya que mi mamá, Orietta Cerezzo, fue parte de las Orquestas-escuelas en La Serena en los años "60. Ese fue su primer contacto con la música y a partir de entonces se convirtió en chelista”, cuenta feliz Melodía, para quien esta segunda oportunidad es algo "’mágico’, "soñado”.
Melodía, una empecinada en hacer que los demás se enamoren de la música, está convencida del éxito del proyecto. "Si en otros lugares del mundo las Orquestas-escuela ayudaron a los niños a alejarse de la droga y la violencia, por qué aquí no va a resultar”, se pregunta. Y ella misma se responde: "estas dos pequeñas experiencias son el semillero”, dice la profesional que cada tanto recibe supervisiones y capacitaciones desde la organización madre venezolana.
En cambio, el español José Manuel Villanueva, sí sabe cómo se sumó al proyecto. No sólo el lazo familiar y la confianza que los une con Jorge Rodrigo fue un factor determinante. También contó su experiencia como músico (toca la tuba) y su historia personal, especialmente su paso en la formación de la Escuela de Música de Punta Umbría, en la provincia de Huelva (Andalucía) y sus 10 años de trabajo allí. Esta fue una puerta abierta para trasladar esta herramienta a San Juan, donde se afincó hace 6 años, luego de haberse casado con la sanjuanina Sara Rodrigo.
A ellos se suman -en Rawson- los profesores de violín Alfredo Augusto y María Eugenia Trigo, más el profesor de violoncello, Eugenio Rodrigo. Además colaboran con el proyecto, los estudiantes de Música, Mariano Olivares (que también está en el proyecto de Sarmiento) y Fabricio Pollini.