La primera audiencia del juicio contra un oficial y un agente de policía (separados de la fuerza) acusados de exacciones ilegales (exigir ilegalmente plata) a un repartidor de fiambres para no llevarse a su hijo adicto a las drogas, el 4 de abril de 2009 en Rawson, largó ayer con una denuncia pública: el propio comerciante Armando Pérez reveló que el domingo a las 22,45 recibió un llamado telefónico en el que un hombre que no se identificó, le exigió no mencionar a uno de los imputados, el oficial ayudante Lorenzo Andrés Trigo, actualmente detenido. “Acordate que tenés familia que anda en la calle”, fue, según Pérez, la advertencia que le hicieron.
En el arranque del debate en la Sala I de la Cámara Penal tanto Trigo como el agente Ricardo Villalón (excarcelado), se abstuvieron de dar su versión, tal como lo habían realizado en el comienzo de la investigación.
Los que no dudaron en ratificar la acusación contra ambos fueron Pérez y su esposa Celia González. Según el matrimonio, el 4 de abril de 2009 Trigo y Villalón llegaron a su casa en el barrio Victoria, Rawson, con claras intenciones de llevarse a su hijo que tenía 17 años y atravesaba un tratamiento por su adicción a las drogas.
Ambos dijeron que los policías llegaron de civil, “como borrachos”, y estaban tan empeñados en llevarse al menor que forcejearon con Celia y también con un concuñado de la mujer, a quien le rompieron una chaqueta de trabajo.
“Siempre que agarraban a mi hijo en la calle le quitaban el celular, la plata o lo que tuviera”, dijo la mujer. Lo mismo declaró su marido, quien agregó que su hijo llegó a estar implicado en delitos contra la propiedad a causa de las drogas.
Según Pérez, esa vez cerca del mediodía debió dejar su trabajo para volver a su casa y hablar con los policías. “Trigo llamó o se hizo el que llamó a un jefe y me dijo que fuera por la comisaría porque estaba todo arreglado”, declaró Pérez. Y agregó que cuando llegó a la Seccional 24ta le pidieron 300 pesos (“me dijeron somos tres”, aseguró) y llevarlos a la tarde a la estación de servicio de Lemos y Doctor Ortega, en Rawson.
Luego de ese diálogo, denunció todo en la Central de Policía, donde se armó un operativo encabezado por el juez Agustín Lanciani, en el que se marcaron los billetes a entregar. Sin embargo, Pérez relató que alguien avisó a los sospechosos del operativo, porque cuando llegaba a ese comercio se cruzó con Villalón que salía en su auto y lo ignoró. Y que en la Seccional Villalón y Trigo volvieron a ignorarlo y se marcharon en auto algunos metros hasta que los detuvieron.
Además de la denuncia de Pérez y su esposa, la acusación contra los policías cobró sustento judicialmente porque se supone que Villalón no estaba ese día de servicio en la Seccional y porque no había ninguna causa que involucrara al hijo de comerciante, dijeron fuentes judiciales.
