Había pasado en el cierre de la Doble Difunta Correa de este año. También en el embalaje final. Esa vez se dijo que era, en gran medida, porque la carrera terminaba en la calle y no en el velódromo Vicente Chancay, que se supone es más seguro y está preparado para eso. Ayer, en el desenlace de la primera etapa, la historia se repitió. Nuevamente con la fortuna que los ciclistas involucrados, en este caso Ricardo Escuela (Municipalidad Pocito) y Javier Páez (Forjar Salud), terminaron sólo con algunas contusiones. Según contó el barrealino se trató por la imprudencia de una de las motos de la policía que cuando estaban por ingresar al velódromo se tiró a un costado, en vez de seguir a toda velocidad y liberarles la pista a los ciclistas que por entonces transitaban a más de 60 km/h.
"Venía detrás de Gerardo (Fernández), con la idea de pegarme a la cuerda para el embalaje final. Pero cuando levanto la cabeza para ver por dónde entraba al velódromo, me topo de frente con la moto de un policía que se había parado al costado. No pude hacer nada y le pegué de lleno. Por suerte sólo fueron golpes en la muñeca izquierda y el hombro derecho. Pero siempre es igual. Un día va a pasar algo y después todos se van a lamentar. Hay veces que pienso que en San Juan no se puede correr. Falta organización", lanzó Escuela quien sostuvo que las motos deben alejarse del pelotón en los últimos cinco kilómetros para así evitar estos inconvenientes. Por su lado, el Nene Páez sufrió algunos traumatismo y se sintió mareado, aunque su presencia para hoy era una incógnita.
FRACTURA
En otra rodada, aunque en este caso de regreso de Los Berros y antes de pasar por Media Agua, tuvo como involucrado al chileno del equipo Entel, Andrés Corrales, quien sufrió la fractura de su clavícula y que anoche ya había sido dado de alta del Hospital Rawson.
