Los vecinos dijeron que el misterioso dueño de la casa del barrio Santo Tomás tiene otra no muy lejos de allí, con similares características. Y efectivamente, se trata de otra esquina también enrejada, aunque con menos hierros y alambres. Las ventanas de calle, por ejemplo, tienen rejas por fuera y chapones soldados por dentro; y la puerta principal presenta láminas de acero y cuatro cerraduras, tres de las cuales son especiales.