No había frenadas, solo se veía las huellas de cuando el vehículo cruzó descontrolado la zanja que separa los carriles de la avenida. Ese era el único indicio del recorrido que hizo el remis, que segundos después se estrelló de frente contra el poste de una farola en el otro costado de la Circunvalación. Tan violento fue el impacto que el chofer no tuvo chances y, por más que intentaron auxiliarlo, murió antes de que llegara la ambulancia. La tragedia de ayer en la madrugada que cobró la vida de ese remisero sucedió a escasos 60 metros del puente de calle General Acha, en Trinidad, donde el 21 de enero pasado falleció una mujer embarazada en otra tragedia automovilística. Sin ir más lejos, el sábado último en esa misma zona, pero a 250 metros al Oeste, también volcó un auto que dejó el saldo de dos jóvenes heridos.
La sospecha es que Claudio Daniel Mercado (43) se durmió al volante y perdió el control del Chevrolet Aveo de la empresa Rampa Remis, ya que no hallaron rastros de la participación de otro rodado en el accidente. El chofer había entrado a trabajar a las 19 del sábado, es decir que pudo haber estado cansado al momento de producirse el choque, alrededor de las 2.15 de ayer. Su familia contó que hacía tres semanas que trabajaba todas las noches hasta las 7 de la mañana.
El auto iba de Oeste a Este por el anillo exterior de la Circunvalación y al pasar por debajo del puente de Gral. Acha se desvió a su izquierda, explicaron policías de la Seccional 3ra. En ese trayecto cruzó la zanja que separa los dos carriles de la avenida y siguió por la otra vía, en sentido contrario, hasta que impactó contra una columna metálica de la banquina Norte. Unas personas sacaron al chofer del auto y lo recostaron sobre el césped, pero no sobrevivió. Se supone que Mercado no llevaba puesto el cinturón. Es que destrozó el volante con su pecho. La autopsia reveló que esas heridas fueron las que le causaron su muerte, indicó su hermano Matías.
Mercado era un experimentado conductor. Antes de ser remisero, había sido colectivero de línea urbana durante 10 años. Tras la tragedia, su familia quedó desamparada. Él sólo era chofer, de modo que día que trabajaba, día que llevaba dinero a su casa. Además, ayudaba a los dos hijos de su primera esposa y mantenía a su actual pareja y sus otros tres hijos, entre ellos una beba de sólo un mes de vida. Su situación económica no era buena, tal es así que ayer sus parientes tenían problemas para contratar el servicio fúnebre.
