El presente de Boca, se nota, no es muy bueno. En lo anímico y en lo futbolístico. Todo a pesar que el equipo sigue firme con sus intensiones de lograr el título en la Copa Libertadores de América.
Después de la llegada a Uruguay y de la cena, antes de ayer, Carlos Ischia mantuvo una larga charla con sus jugadores, reunidos a solas. Según pudo saberse, el entrenador solicitó al plantel una "reacción" para encarar esta etapa de la Copa Libertadores, sin dejar de lado la mejora que hace falta en el torneo Clausura para alejarse de los últimos lugares.
Ischia aclaró en particular que no se podía repetir lo del domingo pasado, cuando Boca, con una actitud de dejadez que no ha sido normal en el equipo, dejó pasar las oportunidades, no aprovechó las ventajas que dispuso y terminó resignándose al empate frente a San Lorenzo.
Pero el discurso del director técnico no tuvo mucho eco, porque anoche otra vez le pasó lo mismo al equipo. Un grosero error cuando se acercaba el final (tras un saque lateral, la defensa no marcó correctamente y Abbondanzieri tardó en salir) le impidió a Boca llevarse a casa los tres puntos.
Martín Palermo, uno de los grandes referentes, hizo saber a varios de sus compañeros en los últimos días que Boca debe recuperar la imagen que ha sabido forjar de varios años a esta parte y que para ello se requiere el máximo compromiso de todos.
La lesión de Riquelme sigue siendo un problema y, aunque todos tienen esperanzas en que el gran estratega del equipo esté de vuelta justo en la revancha ante los uruguayos, la preocupación invade todos los rincones. Porque el equipo uruguayo seguro no se dejará llevar por delante.
