El domingo 13 de diciembre, el primer ministro italiano Silvio Berlusconi resultó seriamente herido, al ser golpeado con una estatuilla de hierro del Duomo, la catedral de Milán, que compran habitualmente los turistas, por un desequilibrado que está en cura psiquiátrica. Al anochecer, Berlusconi acababa de descender del palco en el que había hablado a una multitud de partidarios en la misma plaza del Duomo, el corazón de la metrópoli del próspero Norte italiano.