Es pura casualidad, o es que los ladrones se ensañaron con los negocios de La Bebida. En menos de 24 horas, sobre la misma avenida y a sólo una cuadra de la tienda que fue vaciada el domingo último, saquearon un negocio de telefonía celular. Esta vez no fue a lo boquetero, sino que entraron rompiendo la puerta del frente y se alzaron con 28 aparatos que estaban para reparar y decenas de accesorios por un valor de más de 10.000 pesos.

El blanco del segundo robo -con diferencia de un día- en esa populosa zona de Rivadavia, fue "La Casa del Celular" situada en Ignacio de la Roza, casi en la esquina con calle Rómulo Fernández. Fue a una cuadra de la tienda "Moha", donde el domingo a la madrugada un sujeto vestido de militar hizo un boquete y se llevó prendas por un valor de aproximadamente 10.000 pesos.

En "La Casa del Celular" robaron el mismo monto en mercadería, comentó Enrique Gavia, su dueño. También intentaron hacer un boquete en el techo, pero por alguna razón desistieron y terminaron por romper las cerraduras de las puertas de rejas. Como muestra de esto, él o los ladrones abandonaron la barreta de hierro de un metro de largo que utilizaron. Incluso, uno de los desconocidos perdió su gorra roja, que apareció tirada dentro del local.

Una vecina contó a Gavia que a eso de las 4 de la mañana vio a cuatro o cinco individuos merodeando el negocio. Se supone que después de esa hora entraron. El local no es grande, de modo que lo revisaron por completo y no dejaron nada de valor. Entre las cosas que robaron, habían 25 celulares que estaban para reparar. También sustrajeron 120 cargadores, al menos 80 carcazas, 80 baterías, casi una decena de pendrives, memorias, fundas y otros accesorios, señaló Gavia, quien se enteró del robo a las 5:30 cuando otra vecina descubrió que la puerta de su comercio estaba abierta y entonces lo llamó para avisarle.

Los robos a lo boquetero no es algo nuevo ahí. El mes pasado, abrieron un hueco en el techo de una mueblería ubicada a una cuadra al Oeste, pero no pudieron robar nada, contó el hermano de Enrique. "Esto es tierra de nadie. Aquí hay un puesto policial que no tiene la cantidad suficiente de uniformados para cuidar la zona. No nos queda otra que juntarnos todos los comerciantes y cortar la avenida para reclamar mayor seguridad", dijo Cecilia Villafañe. Otros comerciantes decían, al pasar, que iban a tener que empezar a pensar en armarse para frenar los robos.