Desbordado. Así estuvo el Auditorio Juan Victoria para escuchar a Gustavo Santaolalla en un formato distinto, lleno de sorpresas para el espectador. Las 970 personas en la sala y unas 500 más en el Foyer Norte, donde se instaló una pantalla gigante, disfrutaron de un gran músico que se sentó a charlar. Porque eso hizo. Fue entrevistado por Andrea Merenzon y contó cuando su abuelo le regaló su primera guitarra a los 5 años, confesó que aún hoy no sabe "leer ni escribir música", porque siempre tocó de oído y relató sus primeros años en Los Ángeles cuando tuvo que irse "sin dinero, con una hija recién nacida",en plena dictadura. Santaolalla brindó valiosos consejos a los músicos y sobre todo hizo hincapié en "la ética del trabajo". "Me dedico a relacionarme con artistas que tienen una gran visión y maximizar su propuesta", dijo, modesto. "De Arco Iris a Bajofondo siempre me interesó la cuestión de la identidad", dijo el músico, que después contestó preguntas del público y se preparó para regalar un mini recital íntimo, que incluyó a una joven estudiante de la UNSJ, que en la tarde pidió dedicarle Mañana Campestre. Después subieron los 350 chicos y jóvenes que lo acompañaron en este plan de Igualdad Cultural con el que recorre el país. Pasada la medianoche, el público aplaudió de pie a Santaolalla, a quien el Juan Victoria le sentó muy bien.
