Cuando la desesperación hizo blanco en la humanidad de la jubilada, la mujer pensó que era el momento de salir en busca de soluciones mágicas y no lo dudó: identificó en los avisos de los diarios a una mujer que, a priori, parecía ser la mejor herramienta para hacer que su exmarido volviera a su lado y rumbeó a verla. Según la Policía, la denunciante dijo que de entrada pagó $1.000 por la promesa de un ‘trabajo’ para arreglar su destruido vínculo sentimental con ese ingeniero, con el que pasó 33 años de su vida. Y otros $10.000 cuando la curandera, ‘Mabel’, le dijo que las cosas se habían complicado. Varias joyas de oro, cortinas y algunas prendas de vestir del ex fueron a parar también a manos de ‘Mabel’, hasta que el asunto pasó a otro nivel, inesperado para la jubilada: la curandera fue por más y le exigió $15.000 por el ‘trabajo’ que supuestamente cada vez se hacía más complejo. Y la negativa de la denunciante empeoró las cosas: según las fuentes, enseguida comenzó a ser extorsionada por mensajes en los que aludía a ‘mandarle gente’ o contarle todo a su exmarido.

Entones el miedo se apoderó de la mujer, que contrató seguridad privada y también llegó con su reclamo a Seguridad Personal de la Brigada de Investigaciones, al mando del comisario Rodolfo Andrada y el principal Juan Soria.

Allí, con estrictas directivas del juez de Instrucción Pablo Flores, llegaron a la casa de ‘Mabel’ (Graciela Velázquez, 50 años) en Marconi al 924 Sur, Trinidad, Capital, la apresaron por supuesta extorsión y le incautaron algunas joyas, unos $700, celulares y cosas usadas en el curanderismo. Hay otra mujer prófuga.

‘La gente debe saber que no debe concurrir a estos lugares porque se exponen a engaños o a casos más graves como éste, que fue extorsivo’, dijo ayer Andrada.