El Papa Francisco volvió a sorprender al pedir una ‘sana descentralización‘ del poder en la Iglesia Católica, incluyendo cambios en el papado y un reforzamiento en la toma de decisiones de los obispos locales.
Francisco hizo las declaraciones en una ceremonia para conmemorar el 50 aniversario de la fundación del Sínodo de Obispos, un encuentro mundial que ocasionalmente asesora al Papa en una serie de aspectos.
A través de los años, muchos obispos han reclamado que el sínodo, que se reúne en el Vaticano cada cierto tiempo, se ha convertido en un organismo débil e ineficaz.
El pontífice argentino dijo que el tipo de episcopalidad -la gobernación papal de la iglesia en colaboración con los obispos- concebido por la reforma del Concilio Vaticano Segundo 1962-1965 todavía no ha sido alcanzado. ‘Las conferencias nacionales y regionales de los obispos deberían tener mayor autoridad para tomar decisiones que afecten a los fieles en lugar de siempre mirar hacia Roma para tomar una decisión centralizada que tenga que ajustarse a todos, dijo.
‘En ese sentido, siento la necesidad de avanzar con una sana descentralización‘, dijo. Francisco dijo además que es ‘necesario y urgente pensar en una conversión del papado‘, una posibilidad que fue planteada por primera vez por el Papa Juan Pablo II en 1995.
El actual Sínodo de Obispos ha estado discutiendo cómo la iglesia puede servir mejor a las familias y atender a los católicos en dificultad, como los homosexuales y las personas divorciadas que se han vuelto a casar fuera de la iglesia.
Viaje a África
El Vaticano dio a conocer la agenda de actividades que desarrollará el Papa en su primer viaje a Africa.
Francisco dará tres discursos, encabezará cuatro misas, mantendrá encuentros con tres jefes de Estado y visitará un campamento de refugiados durante su viaje a Kenia, Uganda y la República Centroafricana entre los próximos 25 y 30 de noviembre.
Será su primera visita a África y se producirá después de los realizados este año a Bolivia, Ecuador y Paraguay, en julio, y a Cuba y EEUU, en septiembre. Se trata de un viaje muy esperado según el propio Jorge Bergoglio.
