Tanto las tradicionales cuchillas como las máquinas eléctricas necesitan de ciertos procesos de limpieza periódicos.
En el caso de las primeras no hay que dejarlas nunca en recipientes o lugares con agua porque pierden filo y algunas cuchillas incluso se oxidan, lo que las vuelve potencialmente peligrosas para la salud.
Después de usarlas conviene limpiar las cuchillas con agua y luego con alcohol (no sólo ayudará a preservar las cuchillas sino que además se evitarán posibles infecciones en cortes, sobre todo si se sufre de acné), agitarlas para secarlas y guardarlas paradas con su protector en las hojas en una caja chica (puede ser de perfume) lejos de la humedad.
En cuanto a las segundas demandan una breve limpieza semanal que implica sacar los discos o bandas y cepillarlos prolijamente. Pueden lavarse con agua y jabón y luego secarlas perfectamente con un secador de pelo.
