Si una persona sufre un ataque cerebral, lo primero que hay que hacer es acostarla con un almohadón o varias almohadas. Permanecer sobre uno de sus costados para evitar que la saliva o un eventual vómito se dirijan a la vía respiratoria. Entre los factores de riesgo controlables para el ataque cerebral, se encuentran: hipertensión arterial (el más frecuente); diabetes, alcoholismo, cigarrillo, colesterol, sedentarismo, drogas ilícitas y obesidad. Adicionalmente existen factores no controlables como la edad: el riesgo se duplica a partir de los 55 años de edad; el género: los hombres tienen mayor riesgo con respecto a las mujeres y antecedentes personales (si antes se tuvo en ACV).
