Es cierto que las expectativas deportivas de la Agrupación Virgen de Fátima están muy lejanas de repetir la alegría que les dio Pedro González en el 2008, pero así y todo, empujados por el espíritu altruista de su presidente, Carlos Nicolás Gómez (Carlitos para todos) viven la Vuelta como si fuera una fiesta. Al fin y al cabo lo es, más allá de los resultados deportivos.
Es por ello que en los lugares más inhóspitos no es casualidad encontrar grandes banderas rojas y amarillas. Pueden estar en la cima de algún cerro o en el lecho de algún río seco.
Ayer, además de ornamentar con su colorido la ruta, en los Baños de Talacasto se apostaron una treintena de integrantes de la Agrupación para entregar unas bolsitas con cuatro sánguches de jamón y queso y una botellita de jugo Vergel (bebida oficial de la Vuelta) a cada movilidad de prensa, autoridades y algunos auxilios.
Ver el entusiasmo que ponían por cumplir con su cometido contagiaba.
Esta Vuelta que empezó de manera magnífica para ellos con las victorias en las dos primeras etapas de Emiliano Ibarra y Héctor Lucero, se complicó con el tempranero retraso del boliviano Oracio Gallardo y el posterior abandono por lesión de Sergio Montivero.
Si bien los contratiempos limitaron sus aspiraciones deportivas, tanta contrariedad no melló sus ganas de vivir esta Vuelta como la fiesta que es.
Así lo entiende Gómez que abrazó emocionado a Franco López por haber arribado tercero lo que le permitió quedar bien ubicado para pelear por entrar entre los cinco mejores. Así lo entienden todos y esa manera de pensar los enaltece.
