La investigación por el derrame de solución cianurada de la mina Veladero se encamina a la hipótesis de un accionar negligente, es decir, un error humano, que derivó en que el químico llegara a los ríos Los Potrerillos, Las Taguas y Blanco, los 3 en Iglesia.

Una comitiva judicial realizó ayer una inspección ocular en el valle de lixiviación del yacimiento y se comprobó que la fuga se produjo por la rotura de una válvula de una cañería, aparentemente por el congelamiento debido a las bajas temperaturas. Pero lo que salió a la luz es que una compuerta que debería haber estado cerrada para impedir el paso del líquido y desviarlo hacia piletas de contingencia, en realidad se encontraba abierta, lo que llevó a que desembocara en los cauces de agua.

En ese escenario, alguien levantó la compuerta o dio la orden para hacerlo y no hubo una contraorden para que se bajara. Por eso, la Justicia debe determinar las cadenas de responsabilidades.

En varios frentes de ataque, el juez jachallero Pablo Oritja, de la Segunda Circunscripción Judicial, comenzará a tomar declaraciones testimoniales el martes al personal jerárquico y a los empleados que se desempeñan en el área donde se encuentra la compuerta.

De todas formas, los investigadores no querían adelantar opinión sobre la cantidad y la concentración de cianuro, pero circulaba la idea de que no fue de gran magnitud.